Especialistas advierten sobre las secuelas de los últimos crímenes ocurridos en Caracas. Los Teques fue testigo de la saña con que actuó “El Decapitador de Los Lagos”, en 2007
Hace siete años, la capital mirandina se estremeció al conocer el caso de Luis Gustavo González Siso, alias “Lucho”, quien será recordado como “El Decapitador de Los Lagos”, luego que el 18 de junio le quitó la cabeza a su padre de crianza valiéndose de un par de cuchillos de cocina y tijeras oxidadas.
La consternación y el material informativo generados por este suceso fueron tales que motivaron a la periodista Johana Rodríguez a escribir un libro. “Estuve en el lugar de los hechos por más de cinco horas y tuve acceso a la familia del homicida. Después me contactó una familia que fue atacada por ‘Lucho’, y producto del seguimiento del caso por dos años, decidí plasmar todo en el texto”.
Este caso es el único del que ha sido testigo la comunidad de Los Teques, por lo que al consultar a Rodríguez sobre las mutilaciones recientes ocurridas en Caracas, sostuvo que “se trata de una señal de alarma. Lamentablemente, cada vez la descomposición social es peor”. Sobre los motivos que podrían dar pie a este tipo de actuaciones, puntualizó que “van desde el tráfico de órganos, porque aún existen partes de estos cuerpos que no aparecen; la influencia de alguna secta satánica; o hasta venganzas pasionales con saña”.
Luis Izquiel: Estos casos no son nuevos en el interior del país
“Ahora no solo causa alarma el número de homicidios que ocurren en el país, sino que cada día estos son más macabros, inhumanos y atroces”, reflexionó el abogado y criminólogo Luis Izquiel, sobre los tres casos de cuerpos desmembrados que conmocionan la capital de la República. Entre las lecturas que a su juicio tiene este nuevo fenómeno, destacó: “El victimario busca la impunidad, entorpecer las investigaciones. Entonces mutila a su víctima para que las autoridades no puedan identificarla”.
Asimismo, aseguró que detrás de estos hechos es muy probable que esté un consumidor de drogas o alcohol. “También es posible que estas personas hayan pasado por alguna de las cárceles inhumanas que tenemos en el país, donde se hace común que decapiten a los reclusos o haya mutilaciones como castigos. Ellos lo ven adentro y cuando salen a las calles emulan esas conductas”.
“Otro factor podría ser la imitación de conductas extranjeras. Tal es el caso de México, donde en la guerra que libran los carteles de la droga con el Estado utilizan estas prácticas criminales como una forma de enviar un mensaje a la sociedad. Eso también ocurrió en Colombia en los años 90, cuando los capos de la droga les enviaban mensajes de este tipo a sus adversarios”. A su juicio, estos casos recientes alarmaron porque acontecieron en Caracas. “Pero para nadie es un secreto que en el resto del país sí ocurren y no alarman tanto. Si las autoridades dejan que estos homicidios queden impunes, se corre el peligro de que la práctica se vuelva masiva”.
“Estamos frente a una sintomatología criminal mucho más grave”
La psicóloga clínica graduada en la Universidad Central de Venezuela, Arilis Escobar, no cree que los criminales cometan estas mutilaciones para evitar la identificación de sus víctimas. “De ser así esconderían la cabeza o las manos, como sucede con los asesinados por el narcotráfico”. Aseguró que a estos sujetos no les basta con quitarle la vida a alguien, sino que ahora procuran un manejo distinto del cuerpo. “Podría tratarse de uno o varios asesinos en serie, cuyos patrones serían copiados de las películas de ficción o de actitudes similares que son comunes en países desarrollados”. “La otra posibilidad es que estemos frente a una nueva tipología de homicidas, lo que implicaría un fuerte impacto social porque significa que la psicopatía del delincuente está mutando a una mente más macabra”.
La también magíster en Psicología por la Universidad Simón Bolívar, manifiesta que “estos crímenes limitan la productividad de los organismos de investigación, debido a que la cantidad de homicidios son cada vez más frecuentes; y al haber impunidad entonces se les da rienda suelta a estos sujetos”. “Si este comportamiento sigue sin que haya un responsable, lo que va a pasar es que la sociedad irá escalando a otros métodos para hacer justicia mucho más salvajes, como ocurrió en El Valle, donde hace 10 años lincharon a un violador”.
Los familiares llevan un duelo totalmente distinto
La psicóloga expresa que en estos casos el acompañamiento psicológico y legal de los parientes pasa de ser una opción a un deber, dado el horror y el impacto que deja el desmembramiento. “El duelo es totalmente distinto, y comienzan las preguntas infinitas sobre el porqué los hechos sucedieron de esa forma. Lamentablemente, son interrogantes que no logran responder”. Recomendó alejarse de las redes sociales, ya que de no hacerlo solo se estaría retroalimentando la angustia. “Además, existen personas inescrupulosas que no se detienen por el dolor ajeno y hacen bromas y hasta cuelgan fotos que podrían afectar emocionalmente a los familiares”.
Motivada por la difícil situación por la que están transitando estas familias, la especialista con más de ocho años de experiencia pone a su disposición asesoría gratuita. Los interesados pueden contactarla a través del número (0412)610.50.94 o de su cuenta en Twitter @pseudoaliris./Amy Torres/ac/Foto Jesús Tovar