07/07/15.- Un grupo de empleados del Servicio de Protección Integral del Niño y Adolescente de Miranda (Sepinami) trancó la calle Guaicaipuro y la avenida Bolívar para exigir el pago  de un bono de riesgo y otras mejoras laborales.

Miguel Vargas, uno de los líderes de la manifestación, informó que entregaron un documento en la Casa Amarilla, en el cual solicitan una audiencia al gobernador Henrique Capriles para explicarle las precarias condiciones en las que trabajan.

Dijo que en el escrito también mencionan el derecho de palabra que pidieron al Consejo Legislativo el 9 de julio y que a la fecha no les han dado respuesta.

Alertó sobre las elevadas cifras de accidentes de trabajo, enfermedades ocupacionales, contingencias e incidentes ocurridos durante el ejercicio de sus funcionarios.

Además, se quejó por las continuas fallas de la póliza de Hospitalización, Cirugía y Maternidad (HCM), y del servicio funerario.

Indicó que el personal está molesto porque a estas alturas el bono de alimentación (cestaticket) no se ha ajustado a la Unidad Tributaria vigente. Tampoco les han homologado el sueldo al tabulador y les incumplen con la cancelación de horas extras y viáticos para el traslado de internos.

Los instructores expresaron su inconformidad con la jornada laboral, según la IV Contratación Colectiva deberían cumplir con 35 horas semanales, pero en realidad completan hasta 45 horas.

Hablan de la subutilización del capital humano y citan como ejemplo la falta de adiestramiento, capacitación y desarrollo acordes con el servicio que ofrecen estos funcionarios.

La mayoría tiene responsabilidades similares a los custodios del Ministerio de Asuntos Penitenciarios. Mientras ellos devengan entre Bs. 16.000 y 20.000 mensuales, una gran parte del personal gana el mínimo.

Se sienten desprotegidos

En lo que va de año, se han registrado cuatro motines que han dejado como saldo varios instructores heridos y destrozos en algunas instalaciones.

El 18 de enero, Jean Carlos Aguilar, uno de los trabajadores, sufrió una grave lesión en el dedo pulgar izquierdo y aunque lo operaron, aún no se ha restablecido del todo.

En el Centro de Privados de Libertad Nº 2,  donde estaban recluidos 72 jóvenes trasgresores, se presentó una reyerta. Abrieron un boquete por donde intentaron fugarse.

En aquel momento, apenas había siete instructores para calmar la situación. Pese a los esfuerzos, no pudieron evitar la quema de colchones y la destrucción total del espacio, que actualmente está inhabilitado.

“A mí me dejaron de pagar el bono nocturno. Eso fue un accidente laboral, yo no quise lesionarme”, alegó el afectado./cg

 Por: Ronald Peñaranda/rrdiarioavance@gmail.com/Foto: Víctor Useche