Semanalmente se registran hasta cuatro asaltos a mano armada

El asalto de autobuses en la populosa localidad de Guaremal se ha convertido en el principal dolor de cabeza para sus residentes, en vista de que diariamente cuando abordan las unidades colectivas para ir a sus trabajos o casas de estudio, deben encomendarse a Dios para no ser víctimas del hampa.

Esta situación fue alertada por un par de residentes, que solicitaron mantenerse en anonimato por temor a represalias por parte de los antisociales de la localidad. Los informantes señalaron que la mayoría de los asaltos son ejecutados a primera hora del día o en la noche, sin descartar que en casos aislados también hayan robado a media tarde.

‘‘Salir de casa e ir a la parada para esperar el autobús representa un peligro inmenso, ya que los choros dan rondas a bordo de motocicletas para asaltar a todo aquel desprevenido que se encuentre por allí’’, indicó, señalando, asimismo, que los maleantes recorren toda la vía principal ‘‘cobrando’’ en cada una de las paradas del sector.

Agregaron también que semanalmente hasta cuatro robos en camioneticas con ruta Los Teques – Guaremal son cometidos.

Fue así como también se conoció, por intermedio de sus declaraciones, que quienes se dedican al robo de autobuses son sujetos que pertenecen a distintas bandas de la zona, quienes aprovechan de aterrorizar y ganarse el temor de los vecinos a punta de hechos delictivos.

‘‘En muchas ocasiones han bajado a los pasajeros en algún punto de la vía e incluso secuestran a la unidad con todo y chofer, con la intención de que este los lleve a algún sector de la comunidad y caerse a plomo con sus enemigos’’, destacaron.

Esta situación ha sido advertida en múltiples ocasiones por los habitantes de la convulsionada comunidad, no obstante, ‘‘funcionarios policiales muy poco realizan recorridos de patrullaje por aquí, es como si temieran al hampa’’.

Modus operandi

El modo de acción establecido por los choros, durante cada uno de sus atracos en autobuses, comprende el abordaje de al menos dos o tres antisociales. ‘‘Uno se queda en la puerta, otra se sienta al fondo mientras que otro va parado en el pasillo; estudian y chequean las pertenencias de cada quien hasta que en algún punto de la vía cantan la voz de asalto’’, dijo.

Acto seguido, esgrimen armas de fuego o blancas y amenazan a los pasajeros, mientras otro pasa con una bolsa negra para recolectar todo el botín. Concluida dicha tarea, se bajan del colectivo y huyen a toda velocidad por la zona boscosa o los intrincados callejones de la localidad./Frederick Ortiz/no/Foto: Gabriel Ordóñez/