Ella fue para esa ciudad y quedó enamorada. Un amigo le insistía en que debía conocerla, “porque me iba a fascinar… y fue así”. La primera vez que la caraqueña María Nevett Gimón visitó Cartagena de Indias –en 2009–, la cautivó el gran atractivo de esa urbe. Por eso decidió volver, pero no como turista, sino como emprendedora, “porque a pesar de ser tan hermosa, me di cuenta que no tenía heladerías”. Fue así como en 2010 inauguró un sueño: Gelatería Paradiso.
¿Por qué una politóloga que cuenta en su currículo –por solo mostrar un botón– con ser asesora del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez decidió dedicarse a lo gourmet? Bueno, eso poco importa. La verdad es que cuando se asumen grandes retos, mayores son las recompensas.
Claro, los desafíos traen dificultades, y la primera que se le presentó a Nevett fue el tener que mudarse a Colombia, pues eso no estaba en sus planes. “Yo pensaba abrir mi local y regresarme a Caracas para manejarlo desde allá, pero la situación país me obligó a quedarme”.
Por otro lado, en su inocencia pensaba que los problemas que venían con la apertura de un negocio eran casi inexistentes. “No fue así. Comencé a lidiar con un montón de trámites administrativos y legales; demasiadas cosas para una persona que no sabía nada”.
También estaba el hecho de que conocía muy poco sobre el arte de preparar los postres, así que contactó al heladero argentino Emilio Scannapieco para que le enseñara a fabricarlos.
Además de la experticia que adquirió con Scannapieco, la caraqueña se enfocó en hacer que su propuesta fuera única, así que decidió trabajar exclusivamente con frutas naturales de la zona y sin ingredientes artificiales.
Entre los sabores que ha creado –más de 100, aunque en vitrina solo hay 24– destaca el de mamón. “Es todo un arte prepararlo. Somos los únicos que hacemos este tipo de helados, lo cual resulta atractivo al turista y al cartagenero”.
La buena cosecha
“Le doy gracias a Dios porque desde el principio tuve mucho éxito. Venían demasiadas personas. Una muchacha me ayudaba, hacíamos los helados en la madrugada y estábamos abiertos casi todo el día. Era una locura”.
La heladería se volvió tan exitosa que comenzaron a buscar a Nevett para que llevara sus postres a eventos sociales. A tan solo seis meses de la inauguración, se mudó a un local más grande.
Y desde sus inicios hasta ahora, ha sido la encargada de homenajear a personalidades de la talla de Barack Obama, Bill Clinton, Ban Ki-moon, Susan Sarandon, Juan Manuel Santos y su esposa, María Clemencia de Santos.
Gelatería Paradiso la ayudó a recibir su nacionalidad colombiana, a obtener el título de “Hija adoptiva de la ciudad” –otorgado por la alcaldía de Cartagena– y a poseer las llaves de la metrópoli costeña.
Y lo más importante es que el negocio no solo cumple fines empresariales, sino también un rol social, pues los empleados de Nevett son ciudadanos desplazados de la violencia. “Sentí que esa era mi forma de ayudar a un país que se ha portado tan bien conmigo”.
El día a día
Esta venezolana confiesa sentirse fascinada con Cartagena de Indias. Le gusta resaltar las flores, el turismo, los vendedores ambulantes de aguacate, las casas, las calles, la playa… todo. “Este lugar tiene un desarrollo importante en materia cultural, y me alegra pertenecer a todo esto”.
Es que hasta medios de renombre internacional, como el New York Times, han reseñado la labor de esta criolla. Ella, sin duda, es una de tantos coterráneos que se han encargado de dejar el nombre del país en alto. “Nosotros somos valientes, esforzados, animados. Ya es común enterarse de venezolanos exitosos”.
Y aunque extraña Venezuela, confiesa que mientras esta “Tierra de gracia” no mejore, es muy poco probable que ella vuelva. Sin embargo, en su corazón está el deseo de abrir una sucursal de Gelatería Paradiso en Caracas. Seguramente va a ser todo un desafío, pero, como ya se escribió arriba: “cuando se asumen grandes retos, mayores son las recompensas”.
Fuente: http://www.analitica.com/