A diferencia de otros mosquitos, el Aedes aegypti “bueno”, como ha sido apodado en Brasil, es bienvenido en Piracicaba, municipio del interior de Sao Paulo, donde los vecinos del barrio Cecap-Eldorado llevan un año conviviendo amablemente con estos insectos.
El mosquito “bueno”, creado por la empresa inglesa Oxitec, fue modificado genéticamente en 2002 para impedir la expansión territorial del Aedes aegypti y hace un año comenzó a ser utilizado en Piracicaba para frenar el aumento del dengue en esta localidad de 460.000 habitantes.
Una furgoneta cargada con miles de mosquitos recorre diariamente el barrio Cecap-Eldorado, donde hace dos años se registró el 80% de los casos de dengue del municipio, el principal caballo de batalla de las autoridades antes de la llegada del zika, un virus que se ha relacionado con el aumento de casos de microcefalia en recién nacidos en Brasil.
Los mosquitos transgénicos, cuya comercialización todavía está pendiente de aprobación por parte de los órganos reguladores, se aparean en libertad con las hembras salvajes y transmiten el “gen letal” a sus descendientes, por lo que la nueva generación de mosquitos muere antes de llegar a la fase adulta, disminuyendo así su población.
De acuerdo con Oxitec, en los últimos ocho meses las larvas de Aedes aegypti se redujeron un 82% en el barrio donde fue empleado el insecto modificado genéticamente y el número de casos de dengue pasó de 133 a uno.
El éxito del proyecto piloto, celebrado tanto por los especialistas como por los habitantes de Piracicaba, ha llamado la atención de otros municipios brasileños enzarzados en su lucha contra estas enfermedades tropicales.
“Hay un gran número de municipios que están entrando en contacto con nosotros. La evaluación ha sido extremadamente positiva”, dijo Sebastiao Amaral Campos, agente de la secretaría de Salud de Piracicaba.
El municipio recurrió a los servicios de Oxitec “como alternativa” ante el “fracaso” de los métodos tradicionales para combatir el mosquito, que se caracteriza por poner los huevos en agua limpia y estancada.
Antes de soltarlos, los insectos modificados genéticamente son minuciosamente tratados en un laboratorio, donde se reproducen los “tataranietos” de la primera generación de mosquitos transgénicos, según explicó la supervisora de producción de Oxitec, Karla Tepedino.
En la fase de pupa, los machos y las hembras del Aedes aegypti son separadas en función de su tamaño. Posteriormente, las hembras son descartadas y los machos son criados hasta la fase adulta para finalmente soltarlos.
El proyecto piloto del barrio Cecap-Eldorado, que ha tenido un costo “simbólico” de 150.000 reales (unos 36.900 dólares), será extendido a la zona central de Piracicaba, donde transitan diariamente unas 60.000 personas que deberán aprender a llevar a cabo su rutina diaria rodeados de insectos inocuos.
Será una batalla más en la guerra contra el Aedes aegypti, que como el propio ministro de Salud, Marcelo Castro, ha admitido, “Brasil está perdiendo”.
“Desde hace 30 años el mosquito viene transmitiendo enfermedades a nuestra población y desde entonces nosotros las combatimos, pero estamos perdiendo la guerra contra el Aedes aegypti. Vivimos una verdadera epidemia”, declaró el ministro.
El Aedes aegypti encendió las alarmas en septiembre pasado cuando las autoridades sanitarias identificaron un aumento de los casos de microcefalia, en la que el bebé nace con el cráneo de menor tamaño al normal, que habrían sido provocados por el virus zika.
Según el Gobierno, en todo el país se han registrado 3.893 casos sospechosos de microcefalia, que serían causados por el zika u otro agente infeccioso, pero en solo 224 casos fue confirmada por el momento la malformación. El año pasado, cuando el zika no había llegado a Brasil, se registró un centenar de casos de bebés nacidos con microcefalia.
Fuente: EFE