09/09/15 .- Justo en la calle Falcón, en el local 21, cerca del colegio Victegui y de la escuela de música, se encuentra el negocio Inversiones Mi Dulce Vivian, en el que se consiguen las mejores y más variadas exquisiteces.
Dulce Uzcátegui, encargada, se ha dedicado al mundo de la repostería, granjería criolla y elaboración de variadas comidas desde hace 30 años, y a su juicio lo que ha hecho que sus productos sean exitosos es la calidad y el secreto de la abuelita, el cual obviamente no quiso revelar.
Sostiene que el negocio ha pasado de generación en generación y lo comenzó la abuela de su padrastro, Lila García, elaborando un rico majarete y un pan casero. “No tengo ningún tipo de estudio, todo lo que aprendí fue gracias a mi madre y por la técnica de ensayo y error”.
En cuanto a su día a día, puntualizó que comienza bien tempranito, pues ya a las 6:00 de la mañana el local abre sus puertas, para luego cerrar a las 5:00 de la tarde. “Cuento con un equipo de cinco personas que me ayudan en la venta y elaboración de la mercancía”.
Al preguntarle que es lo que más se expende, respondió el majarete, las conservas de coco y las chichas de arroz, andina y ajonjolí. “Si hablamos de lo salado, serían los pastelitos andinos y las papas rellenas”.
Detalló que ofrecen tortas de jojoto, las tradicionales de chocolate y vainilla, así como el pan de auyama. “Los precios que manejo son accesibles al público a pesar de la problemática que existe para conseguir los ingredientes”.
Apuntó que también vende bizcochos por encargo; sin embargo, es de las que trabaja directamente con el cliente, así que si te interesa probar alguna de estas exquisiteces, debes dirigirte al local y conversar con ella.
Por otra parte, recalcó que durante un tiempo su negocio se ubicó en la esquina El Dato y allí a quien buscaban era a su mamá, la señora Victoria Molina, que todavía la apoya realizando algunos dulces.
Consideró que quienes se dedican a este oficio y a cualquier otro deben hacerlo con amor y pasión, ya que son vitales para lograr lo que se quiere en la vida.
Por: Andreina Ochoa / Fotos: Andreina Alemán