La poliomielitis afecta muchos más a menores de cinco años
El 24 octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Poliomielitis, fue erradicada de las Américas en el año 1994, gracias a las arduas labores emprendidas mediante la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis.
Esta enfermedad es causada por un virus que invade a todo el sistema nervioso y puede ser causante de una parálisis en cuestión de horas. Es contagiosa y se trasmite de persona a persona, principalmente por vía oral o fecal, y cabe la posibilidad pero con menos frecuencia, de que se trasmita por el agua o alimentos contaminados. Así se multiplica en el intestino.
Esta patología puede aparecer de cuatro formas diferentes, que se caracterizan por lo siguiente: La Polio Subclínica o Abortada, se manifiesta después de los 7 y 14 días de haber entrado en contacto con el virus, es decir, el niño infectado puede sufrir un cuadro clínico inespecífico más o menos intenso que puede durar una semana, manifestando síntomas comunes como, malestar general, cansancio, fiebre y dolor de garganta.
Por otro lado, se manifiesta como Polio Asintomático, esto quiere decir que el niño no refleja ningún síntoma, o puede que la presencia de los mismos sean tan leves que pasen desapercibidos. Por otro lado la Polio no Paralítica o Preparalítica va directamente al sistema nervioso y puede producir fiebre de hasta 39º C, taquicardia, sudor frío, diarrea entre otros.
La más fuerte es la Polio Paralítica, que es cuando entra al sistema nervioso central y lo daña por completo de forma permanente, perjudicando las neuronas motoras del niño, que son las responsables de inervar los músculos del esqueleto. Las que más se afectan son las responsables del movimiento de las piernas evitando el crecimiento e impidiendo que el infante pueda caminar.
“La vacuna de la polio es necesaria e importante en la infancia, es una inyección que se coloca en la pierna o en el brazo dependiendo de la edad, y puede aplicarse junto con otras vacunas, los niños deben recibir cuatro dosis, y deben ser distribuidas de la siguiente manera: una dosis a los dos meses de edad, luego otra a los cuatro meses, desde los seis a los dieciocho meses y luego a desde los cuatro a seis años una dosis de refuerzo”, así lo explicó el pediatra Marcano.
Diagnóstico
Especialistas indican que para llegar a la conclusión de que el menor presenta poliomielitis, es necesario hacer un diagnóstico completo, realizar una serie de preguntas a los padres sobre el calendario de vacunas del niño, cuánto tiempo lleva presentando los síntomas y se realiza una evaluación de su cuerpo para descartar cualquier anomalía.
Luego se practica un análisis de sangre, aunque no es muy efectiva, se pueden identificar algunas alteraciones, inflamación e infección, pero serían semejantes a cualquier infección viral. Solo el estudio de anticuerpos contra bacterias o virus podría dar positivo para poliovirus.
Por otro lado una prueba diagnóstica muy importante, si hay sospecha de meningitis, es la punción lumbar. Se trata de introducir una aguja a través de la columna vertebral para poder extraer un poco de líquido cefalorraquídeo que baña al sistema nervioso. Una vez más, los datos de esta prueba son inespecíficos, sirven para confirmar la meningitis infecciosa, descartar que la causa sea una bacteria y confirmar que sea un virus.
Tratamiento
Señaló que si el niño se encuentra infectado, lamentablemente no existe tratamiento que lo pueda eliminar, es por ello, que en caso de que se presente, debe tratarse con las medidas generales que se emplean en otros casos como una dieta blanda, hidratación con suero oral y en caso de un cuadro febril, lo recomendable es paracetamol y reposo.
Aseveró que para evitar esta enfermedad, lo primero es la colocación de las vacunas, administrándose desde la infancia, ya que la misma activa el sistema inmune y en tal caso de presentarse, lo expulsa del organismo./Yuskeili Romero/lb/