1/12/15 -. Un contacto sexual descuidado, una penetración apurada por el deseo, la sombra cruel de la ignorancia y la falta de experiencia pueden condicionar de manera definitiva la vida de un ser humano. El VIH no entiende de posiciones económicas, políticas ni sociales, por eso cualquiera puede contraerlo.
Algunos se refieren a esta patología como “la enfermedad de la vergüenza”. Los pacientes intentan ocultarla, pero se hace visible ante la más mínima complicación de salud porque ataca directamente el sistema inmunológico.
El presidente de la Fundación Stop VIH, Jhonatan Rodríguez, señaló a propósito del Día Internacional contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, que la población en general debe entender que este mal no tiene cura y todavía no se ha creado una vacuna.
“Nosotros como organización no gubernamental estamos trabajando en la prevención desde hace ocho años”.
Destacó que en el país hay cerca de 220.000 personas con VIH, y según cifras aportadas por el Ministerio de Salud, cada año se infectan alrededor de 11.000, nacen 600 niños con la enfermedad y mueren alrededor de 2.170 pacientes por complicaciones asociadas.
Explicó que esta enfermedad tiene un perfil epidemiológico concentrado y está por debajo del 1% de la población. “No existe un método para demostrar qué población es mayormente afectada; sin embargo, un solo caso debe llamar a la reflexión”.
Detalló que se pueden evitar nuevos contagios educando a la población de manera oportuna y sin tabúes.
Expresó que la enfermedad no necesariamente está asociada a la homosexualidad o a la prostitución. “El comportamiento del VIH ha demostrado que es el rostro de hombres y mujeres, niños, adolescentes y jóvenes”.
Apuntó que cifras oficiales del Ministerio arrojan que la mayoría de los afectados son mujeres. “Esto quiere decir que todos somos vulnerables”.
Falta de preservativos y discriminación
Rodríguez alertó que la falta de condones ha contribuido con la propagación del VIH, que no está controlado en el país y no hay campañas activas de prevención.
“Le hago un llamado al ministro Henry Ventura y a los representantes del Programa Nacional de Sida para que comprendan la importancia de buscar mecanismos para que no se contagien más ciudadanos”.
Recordó que pueden existir parejas estables serodiscordantes sin que se produzca un contagio. “En caso de que se rompa el preservativo, deben acudir al centro de infectología más cercano y pedir el tratamiento profiláctico”.
En relación con el abastecimiento de retrovirales, puntualizó que tiene entendido que sí hay despacho, mas no reactivos para hacer pruebas de carga viral.
Respecto de los exámenes preingreso que hacen sin consentimiento en centros educativos y empresas privadas, dijo que “deben conocer la legislación vigente en el país, tenemos que decir no a la discriminación”.
La voz de la fuerza ante la desesperanza
La Organización Stop VIH trabaja para que aquellos que están infectados puedan tener una vida normal mediante la inclusión en escuelas y puestos de trabajo.
Algunos médicos aseguran que entre más se conozcan los casos, con más naturalidad lo asumirá la población, por ellos estas personas compartieron sus historias.
Ángela Delgado tiene VIH desde hace 21 años. Luego de trabajar mucho tiempo en su crecimiento personal, decidió hacer pública su condición para apoyar a aquellos que se sienten avergonzados o menospreciados por la sociedad
“En 1995, cuando fui diagnosticada, había mucho tabú, fue una situación muy fuerte, sufrí rechazo hasta en los lugares donde fui hospitalizada, pero entiendo que esto pasa por la desinformación acerca de lo que es el VIH, el sida y cómo se transmite”.
Consideró comprensible que la gente tema hacer público su caso por la discriminación que viene luego hacia los hijos y familiares. “Después de que uno lo enfrenta es satisfactorio, en 1999 una doctora estaba buscando a alguien que hablara de su experiencia y entonces me dije ‘yo misma soy’, y desde allí comprendí que esto no es mal de morir, llevo una vida normal, atiendo a mis nietos, hasta pienso que más rápido se acaba la gente con cáncer que los que tenemos VIH”.
Delgado subrayó que lo que le ha permitido vivir es seguir el tratamiento “al pie de la letra” y llevar una vida saludable. “Muchas veces la depresión por el rechazo es más determinante que el propio virus”.
Por : Sakarlet Nieto