Fátima Da Conceição Dos Ramos de Menezes, llegó al mundo en circunstancias poco comunes: nació en el barco Santa María, en medio de una tormenta que sacudía el Atlántico. Su madre viajaba con ella en el vientre y su otra hija de un año de edad en una travesía de 17 días, mientras rezaba a la Virgen de Fátima para salir con vida. “Mi mamá le prometió a la Virgen que, si todo salía bien, me llamaría Fátima”, contó con nostalgia a Avance.

Este 13 de mayo se celebran 108 años de la primera aparición de la Virgen de Fátima en Cova da Iria, Portugal, un hecho que marcó la devoción de millones y que define la vida de la señora Fátima. Su historia es parecida a la de muchos portugueses que se vieron obligados a abandonar su país por la guerra y consiguieron un hogar en Venezuela, donde actualmente resisten cualquier embate gracias a los valores que los caracterizan: unión, trabajo y devoción a la Virgen de Fátima. “Somos de dos tierras, pero la Virgen nos une”, dice.
La familia de Fátima tiene raíces en Portugal, pero la vida los llevó por otros rumbos. Su padre emigró a América, primero a Brasil y luego a Venezuela, antes de decidir volver a Europa. Embarazada, su madre emprendió el viaje en barco, donde Fátima nació. Desde niña, creció rodeada de imágenes de la Virgen y altares en casa. “Mi mamá siempre decía que la Virgen me protegió. Veníamos de la guerra, de la diáspora, y ella nos guío”.
En Venezuela, Fátima y su comunidad encontraron un lugar para echar raíces: el Santuario de la Virgen de Fátima en Carrizal, estado Miranda, una réplica del original portugués. “Es como traer un pedazo de Portugal”, explica.

Este espacio, construido con el esfuerzo de la comunidad luso-venezolana, es un punto de encuentro para peregrinos y devotos. Tres veces al año, celebran la festividad en su honor con eventos que atraen incluso a artistas internacionales.
“Entrar al Santuario es sentir como que estás en el cielo, yo vengo desde que colocaron la primera piedra, y percibo esa sensación de esfuerzo, todo bajo la mirada de nuestra Madre”, aseguró Fátima.

Fe compartida por los venezolanos
Según lo detalló Agustín Goncalves, presidente de la Asociación Amigos de Nuestra Señora de Fátima, la fe de la comunidad portuguesa hacia la Virgen de Fátima, es ahora compartida con cientos de venezolanos creyentes en el Milagro que María trajo al mundo.
Detalló que el Santuario de Carrizal se ha convertido en un punto de encuentro en el que coinciden las dos nacionalidades, y muchas otras.
“Se ha convertido en un lugar de fe poderosa, en el que la gente viene y lo siente, visitantes de diferentes estados de Venezuela manifiestan semanalmente que regresan a sus hogares recargados por una energía renovadora, que es el poder de nuestra oración acompañado por nuestra Virgen”, aseguró.
