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San Pedro tiene caminos y caminos con historia

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Samuel Hidalgo sueña con un museo para su pueblo. 

“Ser cronista no es fácil, yo me nutro mucho de libros y cuentos de camino”. Así se expresó Samuel Hidalgo, un simpático caballero que conoce la historia de San Pedro de los Altos como a la palma de su mano y la comparte con todo aquél de una manera amena y fresca, es un gran conversador.

Nació hace 68 años en Tácata. “Soy de la tierra del Cacique Araguare, mi familia me trajo a Los Teques cuando era muy chiquito, me crié en Los Teques, en el sector Pan de Azúcar cuando aún era monte, esos terrenos eran del señor Pedro Ruso Ferrer, una vez que pagó las bienhechurías debimos desalojar y mudarnos para San Pedro”.

Explicó que sus estudios de primaria transcurrieron en el Grupo Guaicaipuro de Los Teques y que se convirtió en cronista de forma autodidacta, no por estudios universitarios.

“Desde chiquito me gusta la historia y la geografía, me parecen temas muy interesantes, además de importantes. Yo suelo preguntar mucho donde quiera que voy y me gusta relacionarme siempre con todo mundo, eso me ayuda a recoger los cuentos de camino y guardarlos en mi memoria para irlos conectando en función de la historia”.

Hablar con el señor Hidalgo es sumergirse en un interesante libro que refleja el ayer y hoy de esta emblemática parroquia de los Altos Mirandinos, no en vano fue nombrado patrimonio viviente en 2011.

Para Hidalgo, lo que existe dentro de la historia de la parroquia San Pedro es un tesoro, lamentó mucho que sus habitantes no lo sepan apreciar. “Mucha gente ni siquiera sabe que por esta zona pasó Bolívar y que esto lo llamaban Camino Real porque para llegar desde El Consejo hasta Caracas había que pasar por aquí”.

Una mirada al pasado

Recordó que cuando llegó a su actual residencia, se había suscitado la masacre de unos oficiales en El Encanto y descubrieron un escondite de guerrilleros en el sector Garabato. “Para ese entonces, yo tenía como 16 años, el presidente Raúl Leoni subió a pie por esa carretera que era de tierra y la recorrieron de cabo a rabo para mitigar aquello”.

Durante su fructífera juventud se desempeñó como bombero de línea, asegura haber pertenecido a la primera promoción de Los Teques, pero solo se mantuvo allí por dos años, movido por razones económicas debió explorar nuevos horizontes.

“Somos cinco hermanos, pero como soy el mayor de los varones debía ayudar a mis padres con la crianza y educación de mis hermanos, así que me fui a laborar en General Motors, luego en el IVIC y más adelante en Intevep como operador de planta, donde estuve por espacio de 15 años”.

El reconocido cronista de San Pedro, que lleva viviendo allí 55 años nos contó que es un pueblo de gente buena, donde todo mundo se conoce. Explicó que desde 1970 ha crecido indiscriminadamente el auge de nuevos habitantes en la zona.

Tierra sagrada

Una de las cosas más interesantes para él, es que su pueblo tiene tres plazas, dos de ellas Bolívar. “La estatua del Libertador que tenemos aquí en la plaza principal, es la que estaba hace años en la plaza Bolívar de Los Teques; esto era una vega cubierta de puro monte y luego decidieron construirla sin demoler la que existía, un poquito más arriba”.

Hidalgo considera que San Pedro es tierra sagrada, porque allí pelearon nuestros aborígenes. “Aquí se vivieron muchas expediciones históricas, entre ellas las de Diego de Lozada, Luis Narváez y Juan Rodríguez Suárez, quienes libraron batallas épicas con el Cacique Guaicaipuro y Terepaima; en estas montañas se han encontrado cascos de metal que usaban los españoles”.

Señaló que si todos fuésemos lectores asiduos, conoceríamos más nuestra historia.“A veces la gente cree que uno lo sabe todo y eso no es así, simplemente transmito lo que he oído a lo largo de mi vida y lo que he leído en los libros. Para mí eso es algo muy importante, porque conociendo nuestro pasado podemos mejorar el presente y también el futuro”.

Una de las cosas que reclama para San Pedro es un museo. Aseguró que él posee uno de carácter itinerante. “Yo lo llevó a las escuelas para impartir charlas y talleres en torno a nuestros antepasados, conservo una bayoneta de la época de la Independencia, flechas y arcos de nuestros indígenas, una pequeña daga y una lámpara de carburo, entre otras cosas”.

Defensor del ambiente

Aunado a su labor historiadora, el señor Hidalgo también se desempeña como ambientalista. “Desde joven he pertenecido a innumerables actividades en pro de la naturaleza, como buen campesino lo traigo en la sangre. Sembrar árboles, verlos crecer y florecer es algo inigualablemente satisfactorio”.

Para él, esa tierra bendita, a la que llegó hace más de medio siglo, da para ser ecologista al 100%. “Las majestuosas montañas, los interesantes espacios naturales que posee y la extensa variedad vegetal que predomina aquí, hacen de esto un paraíso para cualquiera que se considere verdadero amante y defensor de la naturaleza”.

Señaló que el imponente Parque Nacional Macarao, el camino de La Mostaza que sale a El Consejo, El Pozo de la Paila, los caminos que conducen hacia el dique de Agua Fría y El Junquito, lo convierten en una zona turística sin igual.

“Hay caminos y caminos con historia, es una dupla que atraería a propios y extraños, perfectamente podrían hacerse visitas guiadas bien organizadas. Desde La Culebra hasta Cañaote, las personas de la tercera edad pueden caminar y respirar aire verdaderamente puro, es un espacio que se puede aprovechar y que tienen en el olvido”. /Maribel Sànchez/lb/

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