El teatro y la perseverancia definen a Ender López
Cada persona tiene habilidades diferentes, pero sin duda alguna a Enderson Peña, conocido artísticamente como Ender López, le brota por sus poros el teatro, baile y todo lo hace con pasión y entrega. Este joven que tan solo con 23 años ha incursionado desde muy pequeño en el mundo artístico dejando un sello especial en cada uno de sus logros.
Este bailarín profesional y actor de teatro; nació en La Guaira, edo. Vargas, el 30 de octubre de 1993, actualmente vive en nuestra ciudad. Desde pequeño estuvo involucrado en lo artístico, debido a que su mamá Ileida López, fue bailarina del fallecido payaso venezolano Popy.
“Somos tres hermanos. Mi mamá siempre mantuvo presente lo artístico en casa y nos impulsó a que siguiéramos ese camino y es quien nos fue llenando de esa energía del arte, de hecho mis primeras clases de baile a los nueve años fueron con ella. Y ahora se desempeña como coreógrafa”.
Reveló que sus pasos por la actuación arrancaron a los 15 años en el Ateneo de Valera, que era la ciudad donde vivía con su madre. Ahí se pudo presentar por primera vez con la obra “La Nueva Historia de Blancanieves” y fue cuando quedó enganchado por completo en las tablas.
“Luego me vine a estudiar computación a Caracas en la Universidad Central de Venezuela. Algo totalmente diferente a lo que venía haciendo. Por un momento pensé que esa carrera era lo mío pero no fue así, mi curiosidad por el arte se mantenía, seguía bailando y actuando en la universidad”.
“Yo ponía en una balanza entre esos estudios y el arte y me iba más por lo que venía haciendo desde niño. Cuando me salía hacer algún comercial o cualquier otra cosa, no me importaba si perdía clases. Era algo que cuando lo quieres hacer, antepones cualquier cosa para hacerlo”.
Estando en la UCV tuvo la oportunidad de trabajar con Luis Chataing en el 2013. recuerda que le dieron el libreto para aprendérselo el mismo día y lo logró. rememora que fue la primera vez en un programa de televisión y una experiencia inolvidable.
En ese momento pudo darse cuenta que lo suyo era la actuación, expresó que nunca pudo despegarse de esa pasión que lleva en sus venas. Por lo tanto quiso cambiar de carrera en el mismo recinto, pero luego de cinco semestres estudiando computación, decidió retirarse para estudiar Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello donde optó por una beca de estudio completa.
“Ya voy por el sexto semestre y escogí comunicación por ser una carrera que está involucrada de cierta manera con lo que me gusta. Disfruto la actuación pero también me llama la atención la producción y dirección, por eso me voy por audiovisual”.
Una forma de vida
Continuó casado con el teatro y dentro de la universidad ha venido haciendo teatro. “Seguí incursionando en este mundo y me formé con José Luis Useche, además de la empresa 360 y con José Gregorio Martínez conocido actor y director de teatro. Poco a poco he ido buscando la forma de aprender más y de adquirir más conocimientos”.
Aseguró que ha estado en infinidades de obras teatrales las cuales a perdido la cuenta entre las más recientes confirmó que son alrededor de 12. “Cuando comencé con José Luis Useche recuerdo que eran funciones de microteatro, ahí me di cuenta que de las tablas no me saca nadie y comprendí que es lo que me apasiona, lo que me gusta hacer y lo que disfruto al máximo”.
Con profundo orgullo por lo que hace, agregó que esta profesión lo relaja y lo hace desconectar de la realidad agobiante que se tiene en la actualidad. Asegurando que es un mundo totalmente diferente.
“El teatro abre las puertas a un nuevo mundo y es así. Cuando se está interpretando un personaje dejas de ser tú, y prestas tu cuerpo para que cobre vida y te desconectes de tu realidad, no es una vía de escape es una forma de drenar y llena bastante”.
Lleva en su memoria y como anécdota una obra llamada “Flor de Loto”. Recuerda entre risas que cuando los directores le ofrecieron el papel de violador, fue un poco impactante pero aceptó el reto.
“Eso fue un trabajo que a mí me costó mucho, porque no me identificaba para nada con el personaje. Las escenas eran muy fuertes. El día de la función, cuando terminamos, salí a recibir los aplausos y nadie me aplaudió, el público estaba en un silencio total y me veían con cara de odio. Pero ahí fue donde comprendí que realizamos un buen trabajo y valió la pena todo el esfuerzo”.
De actor a director
Después de tanta experiencia, anécdotas y bastante tela que cortar. Él junto con un amigo decidieron hace un año emprender un nuevo proyecto montando sus propias producciones y tener por primera vez en sus manos el poder de dirigir.
“Montamos una academia de actuación y de baile en Caracas. Al principio tenía miedo porque consideraba bastante complicado tomar las riendas de profesor. Sin embargo pensé que si nosotros tenemos el conocimiento por qué no exteriorizarlo y enseñar a nuevas personas que quieran incursionar”
Mencionó que el primer montaje que realizaron se llamó “Noche Sin Estrellas”, donde tuvo la oportunidad de debutar como director y el trabajo corporal con el Grupo Teatral Renacer, con jóvenes en edades comprendidas entre 15 y 26 años. A su vez, comentó que la obra tuvo bastante receptividad por el mensaje que contenía.
“Lo curioso de dar clases de teatro es que aprendes de los demás. no solo brindas tus conocimientos sino que recibes de cada uno de los alumnos. Nosotros en teatro aprendemos mucho observando”.
Desempeñarse como actor, director, diseñador, estudiante, entre muchas otras profesiones lo ha hecho convertirse en una persona multifacética, completa y apasionada por la maravillosa vida del arte. Salir de una obra a otra, dar clases e ir a la universidad, al disfrutarlo, el cansancio se vuelve nada.
Entre sus metas se encuentra realizar un proyecto teatral que sea reconocido y que la gente valore el trabajo que se realiza. Y a pesar de que ha estado en excelentes obras, el target para el teatro es muy cerrado, lo que complica un poco la trayectoria. Sin embargo, poco a poco va escalando hasta llegar a la cima.
Precisó a aquellas personas que tienen curiosidad por ingresar a este mundo, que lo intenten y que no hay peor diligencia que la que no se hace. “Si algo te apasiona o te da curiosidad tienen que intentarlo. Cuando la gente conoce el teatro, no hay forma de desprenderse de él. Aquí se aprende de todo, es un mundo infinito”.
Actualmente, en su academia ubicada en Caracas, estará brindado talleres de actuación donde están abiertas las inscripciones para niños y adultos para mayor información @grupoteatralrenacer./Rosangel Rebolledo/lb/