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“A los pacientes no solo hay que atenderlos, sino respetarlos”

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Gustavo Garibaldi es una joven promesa de la Medicina en nuestro país

Fuerza y fe, fueron las palabras que utilizó el doctor Gustavo Garibaldi para describir sus ganas interminables de luchar por un mejor país desde la profesión con la que hace unos escasos seis meses, se acreditó como Médico Cirujano en la Universidad de Carabobo.

“Yo creo en Venezuela y su gente, a este país le debo mucho y por eso quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para poner mi granito de arena por su crecimiento”.

El doctor Garibaldi protagoniza esta sección gracias a su ímpetu genuino de predicar desde el ejemplo, ese que percibió nuestro jefe de Fotografía, Gustavo Ramírez, cuando lo conoció en medio de una especie de protesta pacífica que el médico protagonizaba, quien con pancarta en mano pedía desde Los Nuevos Teques una mejor calidad de vida para todos los venezolanos.

“Ver que una persona tan joven, quien yo creí que era enfermero o tal vez paramédico, resultara un médico. Además del hecho de que su posición estuviera solicitando mejoras para todos, me pareció digno de admirar y de dar a conocer, creo que es un muchacho ejemplar”, aseguró Ramírez.

El joven médico, de 24 años de edad, nació en Caracas pero creció y vive en Los Teques, exceptuando los seis años que pasó en Valencia sacando la carrera. Explicó que decidió estudiar Medicina porque hubo varios episodios que marcaron su vida y lo llevaron a elegir de esa manera; pero también señaló que de no haber sido médico, se habría convertido en periodista, porque admira la labor de este gremio en gran manera.

“Soy el menor de nueve hermanos, el que me antecede, Daniel, también es médico y lo tomé, entre otras cosas, como inspiración para definir mi vocación, lo admiro muchísimo. Pero también resulta que cuando era niño tuve un sobrino diagnosticado con leucemia, yo tenía como 10 años de edad y quería saber a fondo qué era eso y cómo podía ayudarle, la única forma era convirtiéndome en lo que hoy soy. Otro capítulo que me marcó y fue el detonante, resultó ser el de otra sobrina que broncoaspiró recién nacida, ver que casi se nos va, porque ya estaba hasta moradita, la impotencia de no poder hacer nada por ayudarla me traumó, fue cuando me dije que no volvería a ser inútil ante situaciones como esas”.

Enriquecimiento a granel

Garibaldi estudió en el colegio Sucre y luego en el Juan XXIII, de donde egresó como bachiller en Ciencias, siendo el cuarto alumno más sobresaliente, con promedio de 19,4 puntos en 2010. “Presenté en la UCV por Medicina y también para Farmacia, quedé seleccionado con la segunda opción pero no desistí, estudié seis meses en la Central y quedé en la Universidad de Carabobo, donde me había postulado también, para consolidar mi sueño, apoyado siempre por mis padres”.

A su juicio, fueron seis años de mucho aprendizaje y enriquecimiento tanto personal como profesional, donde incluso cosechó importantes amistades con los que mantiene fuertes e ineludibles vínculos. Apuntó que su título de Médico Cirujano es porque en las universidades autónomas los forman con la suficiente capacidad para asistir a un especialista en un quirófano como para responder ante cualquier emergencia.

“No es que vayamos a operar de una porque la cirugía general es una especialidad, la medicina no es solo ciencia, es un arte. En la actualidad estoy realizando desde enero mi artículo 8 o servicio rural acá en el ambulatorio Rosario Milano por un año. Aspiro ser Médico Internista como mi hermano, ya abrieron en la UCV la inscripción para el postgrado y en octubre presentaré la prueba escrita para ingresar en uno de los cinco hospitales que preseleccioné”.

Avanzando con paso firme

Tras consultarle su experiencia en estos seis meses, después de vivir la realidad detrás de lo aprendido en aula y las prácticas profesionales, relató que no ha sido nada fácil por la actual situación.

“Uno tiene los conocimientos y sabe como responder pero al no tener los insumos la tenemos bien cuesta arriba, sin embargo acá en este ambulatorio el trabajo es constante y en equipo, si es de trabajar con las uñas se hace pero a veces eso no es del todo suficiente, aún así salimos adelante; en este centro de salud somos, sin ánimos de sonar jactancioso, ejemplo para toda la entidad”.

Entre risas confesó que al poco tiempo de ingresar al Rosario Milano lo bautizaron como “El Gatito negro”, seudónimo que le atribuyeron por tener guardias con casos muy fuertes, fuera de lo normal, que por lo general terminan en traslados; cosa que disfruta porque los asume como un reto y lo hacen crecer en conocimiento de manera constante.

Paros respiratorios, cardíacos, partos, casos complicados, una emergencia tras otra han pasado por sus manos y por fortuna ha resuelto satisfactoriamente con su equipo de trabajo.

Primero lo nuestro

“Siento que todo lo que soy se lo debo a mi familia, aún no me considero exitoso, todavía tengo muchas metas por lograr, pero tengo todas las ganas de poner mi mejor empeño y desempeño para alcanzarlas porque creo en mi país y su maravillosa gente; con la prudencia y humildad que me enseñaron desde el hogar.

Estoy convencido de que a los pacientes hay que aparte de atenderlos, respetarlos y brindarles un buen trato acompañado de una sonrisa, ya ellos vienen con un problema encima como para que el médico le ocasione otro más, uno debe también promover valores”.

Pese a que el doctor Garibaldi, pudiera abrirse camino fuera de nuestras fronteras, él está decidido por completo a apostar por lo nuestro.

“Ese calor humano que posee el venezolano es inigualable, esta tierra es maravillosa y merece que trabajemos por ella. Los hechos más recientes vividos en Los Salias, me hicieron ver el sentido de pertenencia que tiene la gente con sus espacios, eso lo motiva a uno a trabajar cada vez más y mejor, porque el cambio comienza en cada uno de nosotros”./MS/lb/Foto: Alejandra Ávila/

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