Un emotivo acto lleno de tristeza y resignación un grupo de representantes de la Iglesia Católica y feligreses le dieron el último adiós al carismático sacerdote Adalberto Zayas
El cuerpo del presbítero Adalberto Eugenio Zayas Reveron o cariñosamente como fue conocido Padre Zayas, fue movilizado ayer al cementerio Jardines de Los Teques, ubicado a las afueras de la capital mirandina. Allí se le dio un último adiós, fue un momento emotivo, lleno de tristeza y resignación, en el cual los asistentes pidieron por su ascenso a los cielos.
Guillermo Domínguez, eclesiástico, reiteró su gran pesar por la partida de su amigo. “Era mi guía espiritual y mi confesor. Aún no he llorado lo suficiente su muerte, cosa que preocupa, ya que de algún modo uno debe desahogarse”.
Reveló que el Padre siempre tuvo una salud delicada. “Padeció serios problemas del páncreas, creímos que no los superaría, sin embargo Monseñor Bozza hizo el milagro y logró salir de la enfermedad. Sufrió mucho en su vejez y aun así continuó siendo generoso, por eso estoy seguro que no pasará por el purgatorio, él irá directo al cielo”.
A pesar de su mal estado de salud Fredy Fuenmayor, Obispo de Los Teques, le asignó trabajar en la parroquia de la Santísima Trinidad, ubicada en la recta de las Minas, porque la actividad sacerdotal le hacia bien a su cuerpo y a su mente.
Para el Obispo, el Padre Zayas poseía cualidades inigualables “con 44 años en la diócesis, estuvo en todas las áreas de la parroquia, además fue director del seminario de Los Teques, cuando este funcionaba. Era un gran consejero, la gente lo buscaba mucho para confesarse porque tenía un carisma especial”. Señaló que su muerte fue una gran perdida para el mundo terrenal, pero está seguro de que él encontró una calurosa bienvenida en el reino Dios. /Milena Ferreira/fp/Foto: Karines Sabino