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La fundación inspirada en la Virgen de Coromoto

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Maribel Sánchez

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50 voluntarios le tienden la mano a personas vulnerables

Miguel Rincón, es un hombre que desde muy joven adoptó la filantropía como un estilo de vida. Para él, la simple idea de ayudar a los demás ha tenido un lugar primordial en su día a día.

Sin imaginar el alcance que tendría su labor, trabajó siempre en pro de sus semejantes para brindar una mano amiga a los más desasistidos, sin miramiento alguno.

En una oportunidad, ante una difícil situación económica, de esas que nos ha golpeado a todos alguna vez; durante un momento de oración pidió a la Virgen de Coromoto una luz para continuar.

Fue entonces cuando de pronto, sintió la presencia de la Patrona de Venezuela frente a él. Un agradable escalofrío recorrió todo su cuerpo al ver su perfecta silueta. Sin palabras y a través de una dulce mirada ella le transmitió un mensaje, en el que le invitaba a seguir adelante porque él no estaba solo en su lucha y le aseguró que ella lo ayudaría a cumplir con su misión de vida.

A partir de ahí nació la Fundación Coromotana (Fundacor), que al día de hoy acumula siete años cosechando amor al brindar ayuda a personas vulnerables en distintos sectores de los municipios Guaicaipuro, Carrizal y Los Salias, proyectándose a otras comunidades del territorio nacional.

Todo a través de sus siete programas de atención: Mi Dulce Abuelo, Mano Amiga, Simón Rodríguez, Castor, Pasito a Pasito, Campo Mágico y El Templo del Descanso.

Las joyas de la corona

Anyinson Tortoza, director ejecutivo de Fundacor, detalló a Avance que cuentan con un equipo de más de 50 voluntarios que de manera organizada se suman a la acción solidaria.

“Durante la tragedia de Las Tejerías, donde trabajamos incansablemente desde el corazón, experimentamos un reimpulso. Se han venido sumando a nuestra labor cada vez más personas, a las que hemos dado en llamar ‘joyas’, porque todos conformamos cada pieza de la corona que porta nuestra Virgen de Coromoto”.

Del mismo modo, tienen activo un Centro de Coordinación de Voluntarios Juveniles denominado “Juventud Fundacor, Herederos de la Corona”. Está integrado por 20 chamos, que fungen como multiplicadores del trabajo que se realiza desde la casa matriz para promover el deporte, la cultura y la educación en niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.

José Vieira, secretario de la organización, aseguró que sus expectativas crecen cada vez más “Operamos en Altos Mirandinos, pero sueño con ayudar al niño de Barinas, al joven del Táchira, al abuelo en Ciudad Bolívar, a la madre en Amazonas y hasta crecer internacionalmente. Son muchas las satisfacciones que nos deja hacer esto, nos llena el alma”.

Carla Oviedo, voluntaria, se siente orgullosa del trabajo que efectúa desde Fundacor. “Todo el equipo es una gran familia, todos sinceros y entregados a ayudar. Es un honor ser una de las joyas de la corona”.

Oportunidades de oro

A través del programa Simón Rodríguez vienen insertando a la población joven en el aprendizaje de un oficio rápido como barbería, plomería, electricidad; de manera que puedan iniciarse en el campo laboral.

Las clases son impartidas por adultos mayores, quienes conocen cada trabajo a carta cabal, pero que por su edad han sido desestimados.

“Ellos tienen la oportunidad de transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. Es una relación ganar-ganar porque se benefician jóvenes y personas de la tercera edad. Ellos, los abuelos, perciben una remuneración, a través de los recursos que obtenemos con el patrocinio y donación que hacen los empresarios activos en Fundacor”, apuntó Tarazona.

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