La glándula tiroidea produce hormonas que están implicadas en infinidad de procesos fisiológicos y cuando desarrolla alguna patología todo nuestro metabolismo puede desestabilizarse.
Ubicada en el cuello, debajo de la nuez de Adán, tiene forma de mariposa y un poco más de 5 centímetros de diámetro, es pequeña pero poderosa, y su papel en el cuerpo es crucial para el bienestar general ya que regula el metabolismo, el crecimiento y el desarrollo, entre otros procesos del cuerpo.
La médico, endocrino del Grupo Médico Santa Paula (GMSP), doctora María Teresa Doti, recomienda estar atentos a síntomas como fatiga o cansancio sin motivo, cambios de peso, alteraciones del apetito, desánimo, piel seca, depresión, o bultos en el cuello, entre otros, ante los cuales afirma que, “se debe acudir al médico lo más pronto posible, para obtener un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado”. Las condiciones hereditarias también juegan un rol en la salud tiroidea.
Vida saludable
Una dieta equilibrada, en la que se evite el consumo de alimentos procesados y azúcar y se incremente la ingesta de pescados y mariscos, nueces, carne de res, huevos y lácteos, es clave para prevenir problemas con esta glándula.
Las enfermedades más comunes relacionadas con la tiroides son Bocio, que es el agrandamiento de la tiroides por deficiencia de yodo, entre otros; hipertiroidismo, el cual produce más hormona tiroidea de lo necesario y puede provocar síntomas como nerviosismo, pérdida de peso y palpitaciones, entre otros; hipotiroidismo, que no produce suficiente hormona tiroidea y entre los síntomas está la fatiga, aumento de peso y piel seca, entre otros. Con el tiempo, el hipotiroidismo sin tratar puede derivar en otros problemas de salud, como el colesterol alto o problemas en el corazón.