La tradición suma 17 años de historia en San Antonio de los Altos
En el marco de la festividad de San Francisco de Asís, patrono de los animales y de la ecología, la parroquia San Antonio de Padua fue escenario de una emotiva jornada espiritual que congregó a decenas de fieles junto a sus mascotas, en una tradición celebrada anualmente en la comunidad de San Antonio de los Altos.
La actividad permitió a los asistentes compartir un momento de reflexión y bendición, reconociendo el valor de los animales como parte integral de la familia. El diácono Luis Fernando Sánchez, encargado de dirigir la ceremonia, destacó la profunda devoción que la comunidad mantiene hacia San Francisco de Asís.
“San Francisco es el patrono de la naturaleza, de la ecología, pero también del camino espiritual que Dios nos ha trazado”, expresó Sánchez, quien recordó que esta tradición se fortaleció con la llegada de los Franciscanos de María a la parroquia hace 17 años.
Durante la jornada se observaron perros, gatos y tortugas. El diácono rememoró que en años anteriores fue bendecido un puercoespín, traído por un niño de la comunidad. “Recordamos con cariño ese momento, cuando le echamos agüita y se despertó. Hoy quizás tengamos una sorpresa, quién sabe si aparece un tigre o un león”, comentó entre risas, resaltando el carácter alegre y familiar del encuentro.
“Las mascotas son parte de la familia”
Entre los asistentes, Nery Rojas compartió su experiencia junto a su perrita Linda Manchis, de 12 años de edad: “Esto es una tradición de muchos años con la iglesia de San Antonio de Padua. Mi perrita se mantiene sana porque siempre le damos mucho cariño y buen cuidado.”
“Los animales hay que tenerlos, cuidarlos y protegerlos, porque son seres muy dóciles y parte de la familia. Siempre vengo a esta actividad, y mientras Linda esté viva, yo siempre vendré a mandarla a bendecir”, destacó Rojas.
La parroquia extendió una invitación a toda la comunidad de San Antonio y sus alrededores para participar en las actividades pastorales y otras celebraciones que fortalecen el vínculo con Dios. “Hay que acercarse al Señor mientras tengamos fuerza y salud, para no lamentarnos en la enfermedad por no haber hablado con Él”, concluyó el diácono Luis Fernando Sánchez.
