El único venezolano en las Olimpiadas Sochi 2014 competirá en el slalom gigante
Según cuenta Antonio Pardo, el venezolano que fue un espectáculo con sus bailes en la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas de Invierno de Sochi, el dedicarse al esquí alpino como padre de familia no le causó mucha gracia a su esposa. “Me decía que estaba loco. No estaba muy contenta al principio, pasaba mucho tiempo alejado de la familia”, dijo el caraqueño de 43 años y solitario representante criollo en estos Juegos, quien ya prepara su participación en el slalom gigante prevista para el 19 de febrero.
Su esposa Erika, una suiza, además de sus padres y sus hijos de 15, 13 y 11 años, vendrán desde Venezuela a Rusia para alentarlo en las montañas del Cáucaso. Para estar acá, Pardo debió cumplir una frenética campaña para hacer realidad su sueño, uno que surgió cuando acudió a la anterior justa olímpica, la de Vancouver 2010.
Ahí fue donde vio competir a Hubertus von Hohenlohe, un alemán de 55 años que representa a México y que en Sochi intervendrá en su sexta olimpiada. “Siempre había practicado el esquí de forma recreacional hasta que en Vancouver conocí a Hubertus, pude ver la competencia y me dije: si ellos pueden, yo también puedo”.
Fue a partir de ese momento que Pardo tomó la iniciativa de fundar y presidir la Federación Venezolana de Esquí Alpino. El año pasado organizaron el primer campeonato nacional de esquí. Seguro se preguntará en dónde, si Venezuela es un país de clima tropical. Fueron a Bariloche, en la Patagonia de Argentina.
Lograr la clasificación para Sochi fue una auténtica carrera contra el tiempo —”una locura”— concretada el 22 de enero en la localidad suiza de Saint Moritz, consiguiendo la marca mínima necesaria de 140 puntos que exigía la Federación Internacional de Esquí.
Cumplió 26 carreras durante la temporada, pero temió que no lograría el objetivo debido a que las condiciones de tiempo en Europa, con poca nieve, obligaban la cancelación de muchas pruebas. Al final se convirtió en el quinto venezolano en clasificarse a unos Juegos de Invierno y el primero en hacerlo en una prueba en nieve.
Por eso se entiende su euforia de la gala de apertura a la vista del mundo entero el viernes pasado. “Estar en el estadio, era un sueño y estaba sumamente contento”, dijo Pardo, quien desfiló acompañado por un dirigente y su entrenador argentino Lucas Comesaña. “La alegría que llevaba adentro se desbordó”.