13/05/15.- Manos enrojecidas y cansancio es lo que padecen los vecinos de la parte alta de Barrio La Cruz, ya que diariamente deben cargar pipotes con agua potable, porque el servicio no se les suministra desde los años 1600.
José de Abreu, lugareño, calificó la situación de preocupante e inhumana. “Se han hecho una y mil peticiones a organismos como Hidrocapital, pero nada que nos dan soluciones. Sin exageración, la gente está sufriendo bastante, sobre todo aquellas familias con niños pequeños”.
De igual manera, advirtió que tener el vital líquido en recipientes destapados es un peligro para todos. “Lamentablemente, no todos acatan las medidas preventivas que se deben tomar en estos casos y dejan los tobos sin tapa, lo que se presta para la acumulación de zancudos y la posterior proliferación de enfermedades como el dengue”.
Señaló que los intentos del consejo comunal para paliar la problemática han sido en vano. “La antigua junta hizo hasta lo imposible por resolver, pero como se venció, ahora no tenemos cómo ver si se puede introducir un proyecto. Nadie quiere hacerse cargo de tal responsabilidad, la gente como que anda muy ocupada con sus cosas personales”.
Por su parte, María Romero, residente de la parte baja, expresó que “en esta zona no tenemos mayor contratiempo con el servicio, pero más arriba la situación es caótica. Muchos han optado por comprar tanques”.
A pesar de que el sector tiene un contenedor para evitar la acumulación de desperdicios en la calle, este no es suficiente, y con el pasar de los días es inevitable que termine desbordándose. Así lo señaló Rosa La Torre, quien aprovechó para hacer un llamando a la municipalidad.
“Hagan sus recorridos con más frecuencia, la carretera principal anda como un cochinero, el olor es nauseabundo”.
Otro habitante que pasa diariamente por la zona apuntó que muchos ciudadanos tiran bolsas y botellas a diestra y siniestra. “No colaboran, esto no es un vertedero para que vengan aquí a botar sus porquerías. Esto está tan podrido que las cucarachas lo tomaron como hogar”.
De Abreu también manifestó su descontento: “Aumentan las tarifas del aseo y no cumplen, definitivamente no terminan de hacer bien su trabajo”.
Si algo les saca canas verdes a los lugareños es el postín que se dan las camioneticas, ya que pueden durar más de una hora en la parada. “Decir que no pasan es una total mentira, porque sí lo hacen, pero se tardan mucho. Podemos durar mucho tiempo esperando”.
A la lista de deficiencias, De Abreu sumó el gas, pues el camión no viene desde diciembre. “Hay que comprar las bombonas en Los Cerritos o en los casos más urgentes pagarle a un chamo para que la traiga. Es un estrés para nosotros, ya que nos habíamos acostumbrado a tener el servicio aquí en la comunidad”.
Para colmo de males, explicó que la vía principal no está muy bien que se diga. “Hay huecos por todos lados y lo que más impresiona es que ningún ente municipal o regional se ha abocado a asfaltar”.
Un punto a favor, entre tantos en contra, es el servicio de alumbrado prestado por Corpoelec. “Se han comportado a la altura, siempre que se quema un bombillo, vienen y lo cambian. Por lo menos en ese sentido estamos bien”.