La primera vez que se vio en Venezuela esta especie fue en 1997
El caracol gigante o mejor conocido como el caracol africano, es una especie que representa una amenaza a la salud y a los ecosistemas donde se encuentra. El nombre científico es Achatina Fulica, a diferencia de los caracoles criollos que sirven de alimento, estos se convierten en plaga y atacan los cultivos.
En una zona de Altagracia de La Montaña, se ha hecho presente, lo que ha desatado una alerta en los habitantes, debido a que esta especie, puede ser transmisora de enfermedades a los seres humanos, de forma directa si se tiene contacto con ellos, y de manera indirecta consumiendo las cosechas infectadas con los parásitos que portan los moluscos. En Venezuela no es la primera vez que esta variedad prende las alarmas, en el año 1997, se hizo un registro de su presencia en Caracas, según estudios realizados por varios especialistas. Cabe destacar que esta clase de caracoles, no es autóctona de Venezuela, y según investigaciones, se presume que fueron importados ilegalmente para un proyecto comercial.
Cómo identificarlos La diferencia entre un caracol criollo o mejor conocido como guácara y uno africano, es que el criollo es pequeño e inofensivo para el ser humano y su salud, mientras que el africano es de gran tamaño, según estudios pueden llegar a medir entre diez y quince centímetros, en ocasiones se han encontrado hasta de veinte centímetros, tienen rayas blancas y diversos marrones en sus conchas, es por eso que reciben el nombre de atigrados.
Humberto Vera, integrante de la Federación Campesina, expresó que, “lo primero que hay que establecer es que la dirección de epidemiología, debería enviar personal del laboratorio para controlar varios caracoles, eso tiene más de cinco años que no está funcionando. Ahora tenemos la invasión de los caracoles africanos en Altagracia de La Montaña”. Señaló que, “esa especie se despliega por los sembradíos, se comen el cambur, se montan arriba de las lechosas, se posicionan en las matas de caraotas, en pocas palabras, acaban con toda la cosecha, y lo más delicado es que no se sabe la procedencia de ese animal, y poco a poco se van a ir desplazando hacia quebradas, ríos, y esa es el agua que ingerimos los habitantes de Tácata y Altagracia de La Montaña”. Indicó que, ”estamos en total incertidumbre, porque no sabemos qué enfermedades puedan generar estos bichos, científicamente lo desconocemos. Un grupo de personas se dirigió para hablar con los que se encargan de esas plagas, y hasta ahora no se ha tenido respuesta”.
Para recogerlos y eliminarlos Expertos indican que no se debe tener contacto directos con ellos, para recogerlos y eliminarlos, sugieren utilizar guantes desechables y además envolverse la mano en una bolsa de plástico, y luego meter a los moluscos en una bolsa de agua con cal e incinerarlos. Ese método es una de las opciones, ya que se ha comprobado que ninguna fumigación ha sido factible y ha dado resultados favorables para terminar con la plaga.
Recomendaciones Según lo expresado por expertos es que las personas deben evitar tocar la baba, no consumir, ni manipular estos animales, notificar de manera inmediata a los especialistas y ellos sabrán qué hacer en el caso, evitar tener cualquier tipo de elementos que puedan servir de refugios para estos animales./Yuskeily Romero/lb
Humberto Vera, integrante de la Federación Campesina