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De vendedor informal a comerciante

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Maribel Sánchez

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La inspiradora historia de superación de “Chanino”

Quien quiere algo con mucho empeño, siempre encuentra un modo de conseguirlo o llevarlo a cabo, según sea el caso. Y si a eso se le suma el aliciente de “enamorarse” de una ciudad en la que no nacimos pero que sentimos como nuestra, entonces resulta una interesante combinación capaz de generar importantes frutos.

Este es el caso de Jesús Quintero, un comerciante que acumula 38 años de historia en los pasillos de las minitiendas de La Hoyada, en Los Teques; precedido por 12 años en el extinto mercadito del Circo Azul y también como buhonero en la avenida Bermúdez.

Él, a fuerza de mucho empeño y visión de futuro ha puesto en evidencia que el trabajo duro rinde muy buenos frutos.

“Cuando tenía como 16 años de edad mi papá nos trajo a Los Teques en busca de mejores oportunidades, porque en nuestro terruño la estábamos pasando bastante mal. Aquí nos enamoró la calidad de la gente y el magnífico clima de la zona, me siento más tequeño que maracucho. Éramos bastante humildes, solo pude estudiar hasta el segundo grado de primaria, pero eso no me detuvo para trabajar duro porque hasta dormíamos en el suelo y queríamos surgir”, relató.

Se desempeñó como ayudante de panadería por dos años, después trabajó en Lánex esa misma cantidad de tiempo hasta que comenzó a vender ropa por su cuenta y al poco tiempo hizo lo propio en un local que arrendó en las minitiendas que alguna vez hubo en la Bermúdez, donde hoy está el supermercado Salva.

Muchos le conocen en la ciudad con el seudónimo de “Chanino”, pero en su trasformación de vida (desde que entró hace 14 años a la religión cristiana evangélica) optó por hacerse conocer por su nombre de pila: Jesús Quintero.

Construyendo más allá de lo material

Tras dos matrimonios, el primero con diez años de duración y el actual que ya suma 45, tiene ocho hijos, 18 nietos y siete bisnietos. Luego de vivir en un humilde ranchito en el sector La Línea, de El Vigía levantó una amplísima casa de cinco pisos, la cual pertenece ahora a sus hijos; a la par de eso construyó una vivienda de dos pisos en Sant Omero, Lagunetica, donde vive con su esposa, mano derecha y fiel compañera, la señora Alba.

“Vender ropa de excelente calidad, con buenos precios y hasta con facilidades de pago me ha llevado a crecer y dar ejemplo a mi familia que con el trabajo honrado sí se puede salir siempre adelante. Mis hijos y nietos han trabajado junto a nosotros en estos pasillos, algunos se enamoraron del ramo comercial y otros han sacado adelante sus estudios en la universidad”, afirmó con mucho orgullo.

Mientras concedía la entrevista al equipo de Avance no dejó de trabajar para estar a disposición de los clientes que paseaban por el pasillo tres del lugar y se detenían a ver la mercancía de los locales 3 y 4 de “Chanino & Alba”. A la voz de famosos griticos que rezan “A la orden” o “pase adelante, sin compromiso”, abordaba con cariño y entusiasmo a la gente, mientras también saludaba con mucho afecto a cuanta persona pasara frente a él.

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