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El caso de un club de Segunda División que compró su lugar en Primera levanta polémica en México

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Periodistas de Avance

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El fútbol mexicano vive otro momento de escándalo. Y se empieza a ser costumbre. La Liga mexicana ha aprobado la mudanza y cambio de identidad del club Lobos BUAP, que jugaban en Puebla (centro de México), para instalarse a más de 2.000 kilómetros de distancia en la fronteriza Ciudad Juárez y pasarse a llamar Bravos. Hace un año, el conjunto de Lobos pagó seis millones de dólares para no descender y ahora desaparecerán para la próxima temporada. 

En 2018, la Liga MX abrió la brecha para que los clubes mexicanos pudieran pagar una multa de 120 millones de pesos para evitar jugar en Segunda División. El primer equipo que se aprovechó de esa generosa regla fue el de los Lobos, un equipo universitario que recurrió a un empresario, Mario Mendívil, ajeno a la institución para solventar el pago millonario. A eso se le sumaron los nueve millones de dólares destinados a la nómina de los futbolistas. El torneo pasado, los Lobos sobrevivieron en el campeonato mexicano al terminar en la decimosegunda posición de 18 posibles.

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