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                                                                      YO TAMPOCO QUIERO MANDO

                  Los Perfiles que ustedes, pacientes lectores tienen entre sus manos, estarán ligados a expresiones, términos, dichos, declaraciones, pronunciadas por elevadas figuras de nuestra política, recogidas por historiadores y cronistas y plasmadas en obras donde se tratan temas ligados al desarrollo histórico y político de nuestro país.  En esta primera parte figurarán los nombres  de Vicente Emparan, Francisco de Miranda, Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo.  Comenzaré con la figura de Vicente de Emparan y Orbe, quien en la Venezuela colonial se desempeñara, entre los años de 1792 y 1804, como gobernador y comandante general de la provincia de Cumaná y entre 1809 y 1810 gobernador y capitán general de Venezuela, responsabilidad que se le otorga encontrándose en ese momento España bajo el dominio de las fuerzas napoleónicas, ratificado luego por Fernando VII. Emparan será, como representante de la monarquía española, el personaje central de los acontecimientos escenificados el 19 de abril de 1810 en la sede del ayuntamiento caraqueño, donde el gobernante debía explicar  la situación política imperante en España y qué papel debía asumir la Venezuela de entonces. Emparan asiste ese día al ayuntamiento. Dijo algunas cosas y, como era Jueves Santo, se dirigió a la Catedral a presenciar los oficios religiosos siendo detenido antes de entrar al templo y obligado por  Francisco Salias, hermano  de Vicente Salias autor de la letra del Himno Nacional, a volver nuevamente al cabildo, donde, después de no convencer a los miembros del cabildo, se acercó a uno de los balcones de la sede de organismo deliberante y preguntó a la población concentrada en los alrededores si querían que él los siguiera gobernando, momento que aprovechó el reverendo  chileno Madariaga para, detrás del gobernante, hacer la señal de negación alzando una de sus manos. Al escuchar Emparan lo de ¡No lo queremos!, inmediatamente soltó la histórica sentencia de: ¡Yo tampoco quiero mando!

                                                     ESTA GENTE NO SABE HACER SINO BOCHINCHE

                  Francisco de Miranda, el primer venezolano universal, como lo señalara Mariano Picón Salas, nació en caracas el 28 de marzo de 1750, hijo del inmigrante canario Sebastián de Miranda y la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez. Se sabe, de acuerdo a sus biógrafos que  el joven Miranda formará parte de los alumnos que asisten al Colegio Santa Rosa de Lima, génesis de nuestra universidad, donde también adquiere conocimientos musicales, especialmente sobre la ejecución de la flauta. A la edad de 21 años emprende su viaje a Europa. Fue testigo  y actor de grandes acontecimientos políticos, militares, sociales, culturales, económicos, entre ellos la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y en los inicios de libertad de Venezuela y América del Sur. Creador de la bandera venezolana, izada por primera vez en tierra haitiana. Como   precursor de nuestra independencia, programó y llevó a cabo  intentos de invasión a tierra venezolana, los cuales no tuvieron  el éxito buscado. Se le verá luego, al ser invitado a regresar a Venezuela después del 19 de abril de 1810, en el seno de la Junta Patriótica y en el Congreso Constituyente de 1811, donde juega papel de primer orden. Se sabe que por boca de Francisco de Miranda salió, al ser hecho preso en La Guaira la  noche del 31 de julio de 1812, la expresión: “¡Bochinche; bochinche, esta gente no es capaz sino de bochinche!”.

                                                     LAS GALLINAS ESTÁN CANTANDO COMO GALLOS

                  Antonio Guzmán Blanco, hijo del polémico periodista y político Antonio Leocadio Guzmán, nació en Caracas el 28 de febrero de 1829, convirtiéndose, con el correr de los años, en figura estelar  de la Guerra  Federal, ocupando la Presidencia de la República por espacio de casi 20 años, en los períodos conocidos como el Septenio, el Quinquenio y la Aclamación. Recibió una educación esmerada, alcanzando el título de abogado en la Universidad de Caracas. Su nombre aparece, al lado de Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora, como pilar de la llamada Federación. Encontrándose   al frente de los destinos del país, emprendió, a pesar de la corrupción reinante, una gestión que contribuye a la transformación nacional al impulsar obras pertenecientes a la economía, las comunicaciones, las artes, la educación. A Antonio Guzmán Blanco se le reconoce su papel como modernizador de Caracas y de gran parte de Venezuela. Sus biógrafos han señalado las obras ejecutadas durante su administración, entre ellas caminos, carreteras, vías férreas, teatros, centros turísticos, iglesias,  entre muchas otras como el Panteón Nacional, el Capitolio Federal, el Teatro Municipal. A Antonio Guzmán  Blanco se le atribuye haber dicho, en relación a ciertos momentos políticos del país, cosas como: “Hay que preparar las maletas, pues las gallinas están cantando como gallos”, “Venezuela es un cuero seco, se pisa por una punta y se levanta por la otra” Es creencia, en relación  a la primera expresión,  que si una gallina canta como gallo, es porque alguien está engañando a otro. Con lo de cuero seco, se ha dicho que con ello se quiere expresar las difíciles situaciones que se presentan, imposibles de hacerles frente.

                                                     UN INDIECITO QUE NO CABE EN SU CUERITO

                  Joaquín Crespo, caudillo  salido de las montoneras que desolaron al país en el siglo XIX y parte del XX, nació en San Francisco  de Cara, comunidad desaparecida que estuvo situada en territorio del hoy estado Aragua, el 22 de agosto de 1841,hijo del brujo Leandro Crespo, creador de la llamada tacamahaca de Ño Leandro y de María Aquilina Torres. Se sabe que Crespo se incorporó a las montoneras como soldado raso, alcanzando con el correr de los años grados superiores hasta llegar a la presidencia del país en dos oportunidades. Se unió en matrimonio con Jacinta Parejo, su gran amor. Para vivir con ella hizo construir una hermosa casona, conocida como Miraflores, convertida desde los días de Cipriano Castro en sede del poder ejecutivo nacional. Por cierto, cuando Joaquín Crespo conoció a Cipriano Castro, dijo de él lo siguiente: “El indiecito no cabe en su cuerito”. Ese indiecito, bajito, amigo del baile y las copas, que no cabía en su cuerito, como sentenció Crespo, llegará a ser, al encabezar la llamada revolución liberal restauradora, presidente de Venezuela y el primero en despachar desde la casona conocida como Miraflores,    edificada por  Joaquín Crespo para vivir con su esposa Misia Jacinta Parejo de Crespo.  

                  En una segunda entrega de Perfiles bucearé en sentencias pronunciadas por Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez,  Eleazar López Contreras, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Rafael Caldera,  Luis Herrera Campins.    

              PARTE  I

                     Jesús María Sánchez. Los Teques. 26022018.

Vicente de Emparan y Orbe

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