Ante la situación provocada por la subida del dólar, los comercios formales cumplen con la norma y cobran el dólar según el BCV, mientras que los informales se han creado su propia manera de sobrevivir.
Avance hizo un recorrido entre este tipo de negocios y se conoció que se las han ingeniado para no estafar, ni para perder.
Por ejemplo, una costurera explicó: “Para no dejar de ganar y no perjudicar al cliente, he buscado un término medio entre el dólar del BCV y el paralelo para cobrar, porque a mí también me duele pagar algo al paralelo, pero al BCV estas perdiendo”.
Otra trabajadora del mismo ramo, dijo que generalmente cobra al dólar del BCV, aunque ratificó hacer también este tipo de juego matemático.
“Cuando cobro en bolívares, exijo un poco más, ante la devaluación de la moneda. Es difícil sostener un negocio con este desequilibrio económico”, afirmó.
Las costureras cobran por reparar un pantalón, que pudiera ser ruedo, meterle a la bota o cambiar el cierre, entre $ 3 o Bs. 134 o $ 4 o Bs. 179.
Hacer un vestido sencillo está en $ 10 o Bs. 447 y sofisticado en $ 40 o Bs.1.790. Siempre va a depender del modelo y el tiempo que se lleve hacer la labor.