Cada vez que llueve las calles se convierten en un lodazal

Una nube de polvo recibe a propios y extraños en la Zona Industrial Las Minas II, donde la falta de aceras se ha convertido en el mayor dolor de cabeza para los trabajadores y familias de la zona, especialmente cuando llueve. “Un río de pantano baja por aquí, por lo que muchos debemos esperar no solo a que escampe, sino a que disminuya el caudal”, manifiesta una de las lugareñas, que prefiere no identificarse.

Sostiene que desde que se iniciaron los movimientos de tierra al final de la vía la situación ha empeorado, al punto que una capa de tierra amarilla se extiende a lo largo y ancho de la calle. Jorge Vila, quien trabaja latonería, indica que debido a la alta circulación de vehículos pesados y autobuses las calles presentan desde grietas hasta huecos de gran magnitud. “El desnivel que hay antes de ingresar a Rodovías tiene más de seis años y ninguna autoridad se ha hecho cargo”.

Otro trabajador asegura que tanto el agua como la circulación de vehículos de carga mantienen la vía repleta de troneras. “Hay unas con dos y tres años y medio. Sí vienen a cobrar impuestos puntualmente, pero nada que le hacen un cariñito a la vialidad”. El llamado es a las autoridades municipales y regionales a rehabilitar las calles, pero sobre todo a construir caminerías cuanto antes, dado que con la llegada de las lluvias los obreros y las familias de la zona se las verán negras./Amy Torres./Foto: Gioersy Mendoza