Al menos 551 personas -incluyendo 190 niños- han muerto en Sudán por la rivalidad surgida entre las dos facciones militares que dirigían el país, donde el número de heridos alcanzó los 5.000, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de Unicef, la agencia de Naciones Unidas para la protección de la infancia.
Las organizaciones humanitarias están reportando diversos tipos de violaciones de los derechos humanos, incluidos ataques indiscriminados contra civiles, violencia sexual, saqueos y una criminalidad generalizada.
Entre las infraestructuras más afectadas están las instalaciones médicas, desde centros de atención primaria hasta hospitales, que fueron objeto de ataques de distinto tipo, con 28 incidentes reportados.
La OMS indicó que, como consecuencia de ello, sólo el 16% de los establecimientos médicos en la capital Jartum -la zona urbana más afectada por los combates- operan a toda su capacidad y el 60% dejó de funcionar completamente. El resto brinda atención parcial.
Ocho personas murieron en los ataques contra las instalaciones sanitarias, indicó la portavoz de la organización, Margaret Harris.