Llegar al sector Los Amarillos, ubicado en el kilómetro 33 de la carretera Panamericana, es toparse en toda la entrada con un hombre de aproximadamente 75 años de edad, sentado en el murito que sirve de piso a la otrora casilla telefónica de la comunidad; convertido hoy en el refugio donde el abuelo pasa sus días y noches.
Él, José Trujillo, es saludado con afecto y mucho respeto por cada lugareño que pasa frente a su albergue. Así lo constató Avance, durante el tiempo que duró la entrevista donde narró, dentro de sus capacidades, cómo son sus días desde hace cuatro años cuando su verdadera casa se derrumbó ante la caída del talud de tierra que la sostenía.
“El vivía con su mamá, quien falleció mucho antes que se cayera la vivienda, por lo que quedó solito. Los vecinos nos organizamos para ayudarle en todo lo que podamos porque es bastante difícil su situación. Padece de esquizofrenia, pero lo queremos muchísimo, es un amigo de toda la vida, cuando era mecánico se ‘metía a todo el mundo en el bolsillo’, por su forma de ser”, relató Rosa Guerra, habitante de la zona.
Lo que quedó de aquella casa es un mínimo espacio a orilla de calle, sustentado por los escombros del antiguo inmueble; donde José como puede se baña, con el agua de un pequeño tanque que conserva. Además, cocina a fogón en unas maltrechas ollas, negritas del hollín.
Con envolvente amabilidad y al mismo tiempo, un toque de inocencia, él dijo “la bolsa de comida siempre me llega, los vecinos me la regalan. Paso el día aquí sentadito, a veces lo hago en la butaca que está afuera de mi casa. No pierdo la fe de que alguien me ayude a conseguir un nuevo hogar, tengo dos hijos, pero nunca los veo, ellos se olvidaron de mi”.
Alternativas
Algunos vecinos apuestan a conseguir materiales de construcción para ayudar a levantar parte de lo que se vino abajo, pues las columnas están en pie; sin embargo, no resulta una idea viable dado que el terreno es inestable y fue declarado por Protección Civil como de alto riesgo.
Ante este escenario, otros buscan la forma de que a José lo reubiquen en un lugar digno y con mejor calidad de vida para un hombre de su edad; a pesar que él se siente como “entre familia” por el apoyo y respeto que le han brindado en la comunidad.