La preocupación por verse bien los impulsa a entrenar sin supervisión
Hacer ejercicio puede resultar muy productivo para la salud y el organismo de cada individuo, pero si se practica de manera deliberada y sin ninguna orientación, las consecuencias pueden ser preocupantes.
La juventud de hoy día suele inquietarse mucho por su apariencia física y por ello recurren a rutinas de ejercicios sin control, es decir se dejan llevar por tips que encuentran en Internet o por los consejos de sus amigos.
Existen factores y recomendaciones muy específicas para que un adolescente pueda iniciarse en los entrenamientos de mayor rigurosidad. La salud, edad, alimentación y algunos factores físicos podrían condicionar su incorporación en un gimnasio, además de que en esa etapa se debe tener cautela con las lesiones y el crecimiento.
“Hay que tener cuidado con la intensidad de la carga a utilizar en los ejercicios anaeróbicos, ya que los adolescentes todavía tienen sus núcleos articulares en desarrollo y si no se lleva una progresividad en dicha intensidad, se puede causar una lesión a nivel anatómico”, confirmó Robinson Azócar, entrenador.
La estructura ósea se completa a los 20 años, sin embargo ésta termina de formarse a los 22 aproximadamente, por esta razón no es recomendable que los adolescentes hagan ejercicios con levantamiento de gran peso.
Partiendo de esta premisa, es que se recomienda que los jóvenes sean evaluados antes de iniciar un programa de ejercicio. “Se hace una valoración antropométrica para determinar la composición corporal del adolescente, de esta manera se puede aplicar un entrenamiento que vaya dirigido a sus reales necesidades y poder lograr la consecución de los objetivos asignados”, agregó Azócar.
El desarrollo es primordial
Por su parte, el instructor deportivo Douglas Palacios, refirió que a pesar de que los adolescentes de 16 años pueden incorporarse a un gimnasio, los programas de aumento de masa muscular no siempre se pueden aplicar a ellos. “Un adolescente en desarrollo debe utilizar programas de condicionamiento y tonificación, no de fuerza ni hipertrofia (crecimiento muscular)”.
Palacios explicó que el desarrollo muscular depende de varios factores, entre ellos los morfológicos, de alimentación, el tipo de ejercicio y la frecuencia. La presencia elevada de testosterona en la adolescencia facilita el desarrollo muscular de una manera más rápida.
En los gimnasios de mayor reconocimiento se cuenta con un personal especializado en nutrición. Este profesional realizará una evaluación y podrá indicar una dieta dependiendo de los hábitos alimenticios y sus objetivos. El adolescente en condiciones normales y con una dieta balanceada (proteínas, carbohidratos, grasas) puede incorporarse al entrenamiento con más facilidad.
¿Cómo iniciarse?
El joven que ya está practicando alguna actividad física puede incorporarse a un programa que satisfaga sus necesidades, según el deporte que esté desempeñando. Aunque cada persona puede tener un programa distinto, de acuerdo con sus características, el entrenador Azocar señaló una posible rutina para principiantes.
“El primer mes se les debe colocar un circuito de 8 a 12 ejercicios, de 15 a 20 repeticiones y 150 minutos de aeróbicos semanales. El segundo mes, 3 circuitos de 3 bloques, en cada bloque 3 ejercicios y 150 minutos de aeróbicos semanales”.
Detalló que para el tercer mes, se podrían establecer en el muchacho, circuitos en bloques más específicos, y que a partir del cuarto mes se utilizaran sistemas de musculación de mayor intensidad como por ejemplo súper-series compuestas, tri-series, piramidal, series divididas y 100 minutos de aeróbicos.
Asimismo, hizo enfásis en que cualquier entrenamiento de adolescentes menores de 16 años debe estar acompañado por un entrenador personal y un asesor nutricional.
Apunta los beneficios
La realización de una actividad física adecuada ayuda a los jóvenes a desarrollar sanamente un aparato locomotor, éste se encuentra constituido por los huesos, músculos y articulaciones.
Al mismo tiempo les permite tener un sistema cardiovascular saludable y aprender a controlar el sistema neuromuscular, que es el se encuentra relacionado con la coordinación y control de los movimientos. Por si fuera poco, les ayuda a mantener el equilibrio de su peso corporal.
Varios expertos coinciden que hacer ejercicios adecuadamente se ha asociado también a efectos psicológicos que resultan beneficiosos para los jóvenes, gracias a un mejor control de la ansiedad y depresión.
Más allá de todos estos puntos a favor, se suma el hecho de que contribuye al desarrollo social de los jóvenes, dándoles la oportunidad de expresarse, fomentando autoconfianza, la interacción e integración.
También se ha sugerido que los jóvenes activos pueden adoptar con más facilidad otros comportamientos saludables, como evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, y tienen mejor rendimiento escolar./Maribel Sánchez/lb/