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La herencia del maestro Luis Emilio Rondón

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Periodistas de Avance

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sanchezjesusmaria@hotmail.com

03/07/16 -.  Luís Emilio Rondón, músico, pedagogo, tiempo completo, enamorado de su arte, trabajador incansable en el universo cultural, dejó, dentro y fuera de Los Teques, una herencia de primera, huellas a seguir.

Su trayectoria como músico, pedagogo y ciudadano ejemplar, es un ejemplo a seguir. Como conocedor de todo lo relacionado el universo musical, se dedicó, sin desmayo a hacer realidad los proyectos que se había propuesto, como los de organizar grupos corales donde le tocara trabajar, logrando, gracias a su incansable trajinar a través de los diversos los caminos musicales, hacer realidad muchos de esos luminosos objetivos musicales.

Su labor, silenciosa en el escenario de la pedagogía musical se encuentra regada en el seno de muchas instituciones educativas. Sintió, así lo expresaba con frecuencia, un amor especial por la enseñanza.

En la capital del estado Miranda, Luis Emilio Rondón, desde el mismo momento de su llegada, se entregó con pasión al trabajo creador en el terreno musical, dejándole, a las presentes y futuras generaciones, un espacio libre de obstáculos.

No olvidemos su permanente bregar en los dominios del Ateneo y en los del Colegio Universitario “Cecilio Acosta”, así como sus años ejerciendo de maestro de capilla, tocando el histórico órgano de la catedral San Felipe Neri, conocida obra de arte integrante del patrimonio histórico y artístico de la nación, de acuerdo a decreto publicado en la Gaceta Oficial del 13 de agosto de 1980.

Sobre este histórico instrumento, al cual le dedicó muchas horas de su acción creativa, al lado de velar por su conservación, gritando a todo pulmón que, como joya del quehacer musical nacional, debía emprenderse su restauración e impedir que el mismo se perdiera para siempre.

Al respecto les dejamos parte del reportaje publicado en la revista “Cambio” del diario “Avance” correspondiente al 12 de noviembre de 2006: “Los Teques cuenta, entre sus tesoros escondidos, con un órgano de la más prestigiosa marca del mundo, un Arístide Cavaillé—Coll.

Está ubicado en la catedral San Felipe Neri y gracias a las inquietudes del padre Agnelio Blanco y del organista Luis Emilio Rondón, se inició una investigación. Los resultados fueron alentadores y revelaron que, si bien presenta numerosos problemas todos ellos son superables”.

Es tiempo de emprender acciones que permitan la salvación del órgano catedralicio, para lo cual podría conformarse una comisión con la participación del ejecutivo regional, Diócesis de Los Teques, Arquidiócesis de Caracas, Fundación “Juan Bautista Plaza”, Alcaldía, empresas privadas, instituciones culturales, entre otros organismos . Por cierto, los que deseen mayor información acerca del órgano que se encuentra en la catedral de Los Teques, les recomiendo el ensayo “Documentos para la historia del órgano de la catedral de Los Teques” plasmado en la revista “Renacimiento”, Los Teques 1986 y el libro “Venezuela y el instrumento rey” del historiador Miguel Castillo Didier.

RECUADRO

Creador del orfeón del pedagógico de Maracay

Educador, músico, director de coros, compositor, promotor cultural, nació en San Fernando de Apure, cerca del río que baña a su ciudad natal. Sus enseñanzas musicales van a ser guidadas, en sus inicios por María Mayol y María Laprea y el sacerdote Ricardo Alterio.

Ingresa, instalado ya en Caracas, a la Escuela de Música “Juan Manuel Olivares”, donde es orientado por los sabios maestros Juan Bautista y Eduardo Plaza, para luego especializarse en dirección coral y pedagogía musical, profesión donde va a cumplir una dilatada obra, concretamente en instituciones de educación superior como la Universidades de Oriente y la Central.

En la Universidad de Oriente funda las agrupaciones corales de los núcleos de Monagas y Anzoátegui y en la Central, en la Facultad de Agronomía, crea el Coro de voces Oscuras. Sus inquietudes no se detienen allí.

Pasa al estado Aragua, donde trabaja en el Conservatorio de Música, dictando la cátedra de Teoría y Solfeo, trabajo que le permite aparecer como cofundador de la Coral Filarmónica del estado Aragua.

Encontrándose dictando clase en el Instituto Pedagógico de Maracay, le toca crear el Orfeón de ese centro educativo. Al trasladarse a Caracas, sus inquietudes por la difusión de la música coral, lo lleva hasta el Instituto Experimental de Formación Docente donde le da vida a la coral de ese centro de enseñanza y a la del Instituto Escuela. Asimismo el maestro Luis Emilio Rondón es cofundador de la agrupación Pro—Música.

RECUADRO

Su trabajo creador aquí

Encontrándose en Los Teques, como integrante del personal docente del Colegio Universitario “Cecilio Acosta”, crea la “Cantoría Universitaria de Miranda”, al lado de hacer realidad “Madrigalistas de Miranda” y la Coral del Ateneo de Los Teques.

Asimismo se desempeñó como presidente del Ateneo tequeño, centro cultural desde donde desplegó una intensa actividad, encargándose de la organización del Festival Coral del estado Miranda, actividad que contó con la participación de agrupaciones corales de otros países.

Por espacio de muchos años el maestro, dirigió las voces de la Coral Universitaria “Cecilio Acosta”, fundada el año de 1973.

Durante su gestión como presidente del Ateneo de Los Teques, se publica el primer número de la revista literaria “Ateneo”, señalando, entre otras cosas al hacer la presentación, lo siguiente: “Nace una nueva revista en el corazón de Los Teques, en ese oasis de tranquilidad y remanso de frescura como lo es la vieja casona del Ateneo. Esfuerzo titánico, en una ciudad y en una región donde a los gobernantes de turno, muy poco les ha importado el sector cultural y al cual solo le lanzan mendrugos en una rebatiña surrealista digna del mejor aquelarre cinematográfico de Luis Buñuel.”

El maestro Luis Emilio Rondón Bravo ya no está con nosotros. Se marchó a la eternidad, dejando como herencia una ejemplar obra cultural. En Los Teques, población a la que amó entrañablemente, se le tendrá como ciudadano ejemplar del siglo XX venezolano.

 

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