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López Contreras y Los Teques

LOos teqyes los años 40

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Periodistas de Avance

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JESÚS MARÍA SÁNCHEZ

 

sanchezjesusmaria@homa.com.

Juan Vicente Gómez, identificado por sus seguidores como El Benemérito y El Rehabilitador, va a fallecer el 17 de diciembre de 1935 a las once y cuarenta y cinco minutos de la noche, cuestión que muchas personas no creían, después de meter sus pezuñas en el cuerpo del país por espacio de veintisiete años, en la ciudad de Maracay, desde donde domesticó tanto a hombres como a bestias.

La ceremonia del sepelio del   dictador se efectuaron en la capital aragüeña el día 19 del mismo mes de su fallecimiento, cuando se cumplían veintisiete años de lo que Venezuela conoció como la Rehabilitación Nacional, equivalente a la misma cantidad de años que llevaba el tirano en el poder.

 

Al viajar al más allá Juan Vicente Gómez debió juramentarse como presidente encargado el general Eleazar López Contreras, quien se desempeñaba como Ministro de Guerra y Marina, ceremonia cumplida el 18 de diciembre de 1935, en horas de la madrugada, cuando se escuchaban las primeras clarinadas de los gallos que el dictador poseía en las cercanías de su residencia.

 

En el acto de juramentación se encontraban presentes todos los miembros del gabinete gomecista.

 

Días después, el 31 de ese mismo mes y año de la muerte de Gómez, el Congreso Nacional tomaba juramento a López Conteras como presidente constitucional para el períodos 1936-1943, quien gobernó hasta el año de 1941, ello por reducción de la función de presidente de siete a cinco años, proposición hecha por el mismo presidente, al lado de la prohibición de la reelección, propuestas fueron aprobadas por el Congreso Nacional y estampadas en la reforma de la Constitución Nacional del 16 de julio de 1936.

En 1941 Eleazar López Conteras le entrega la presidencia a Isaías Medina Angarita.

Pensaba estudiar medicina

Eleazar López Contreras, quien muy joven se alistó en las montoneras que conducían Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, quienes desde la población colombiana de Cúcuta, emprendieron en mayo de 1899, invadieron a Venezuela con sesenta hombres, conocido ese movimiento como Revolución Restauradora, el cual llegó triunfante a Caracas, tomando el poder y colocando al frente del mismo a Cipriano Castro y como Vicepresidente a Juan Vicente Gómez.

Por cierto que, siendo presidente Cipriano Castro, Eleazar López Contreras se desempeñó, en 1900, como edecán del jefe de estado.

José Eleazar López Contreras, nombre con el aparece e en su partida de nacimiento, vio la luz el 5 de mayo de 1883, en el sitio conocido como Queniquea, en el estado Táchira, en el hogar formado por Manuel María López Trejo, quien poseía el grado de coronel y Catalina Contreras.

 

Sus estudios los realiza entre las poblaciones de Capacho Viejo, Capacho Nuevo y La Grita, donde obtiene el grado del bachiller en filosofía.

 

El joven López Contreras pensaba, animado por su protector y mentor el reverendo Fernando María Conteras, hermano de su progenitora, seguir estudios de medicina en la Universidad de Los Andes, los cuales se ven truncado al incorporarse, el 25 de mayo de 1899, a la Revolución Liberal Restauradora, acompañando a Cipriano Castro y a Juan Vicente Gómez hasta Caracas, desempeñando altas responsabilidades en el campo militar hasta alcanzar el grado de general en jefe, ministro de guerra y marina y presidente de la nación.

 

Por cierto, tres de los integrantes de aquel movimiento que partió desde Cúcuta, llegaron a ocupar la presidencia de la nación venezolana.

Ellos fueron Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Eleazar López Conteras.

 

Jefe civil de Río Chico

López Contreras, con el grado de coronel, desempeñó, en 1913, el cargo de jefe civil de la población barloventeña de Río Chico, capital del hoy Municipio Autónomo “José Antonio Páez”,

Acordándose de ese conglomerado, ya como presidente de la república, ordena, en 1938, así lo plasma Francisco José “Pepe” Peña, en su libro “Historias, leyendas y personajes de Río Chico”, la construcción del acueducto de Macanilla, surtiendo de agua a las familias de las villas de Río Chico y San José de Barlovento, evitando.

 

Así lo recuerda Manuel Antonio Prieto en las páginas de “Huellas del tiempo a orillas del Río Chico”, la cargadera del precioso líquido a lomo de mulas.

 

Asimismo, lo señala Prieto en el trabajo citado, durante la administración del general López Contreras, se hizo realidad la carretera El Raizal-Puerto Tuy.

 

En los dos trabajos de investigación histórica sobre Río Chico aquí señalados, no se dice cuándo dejó de ser jefe civil López Contreras en la cuna del gran periodista y civilista Rafael Arévalo González, del poeta Pedro Lhaya y del corpulento Vidal López, conocido en el mundo del beisbol como “El muchachote de Barlovento”.

 

 

Complejo arquitectónico

En Los Teques el nombre de Eleazar López Contreras, está atado a una finca que él mantuvo en los dominios de la capital del estado Miranda, conocida como Queniquea, nombre dado a ese espacio en homenaje al lugar que lo vio nacer el 5 de mayo de 1883, situada en las proximidades de Camatagua, Los Lagos y el estacionamiento del tren de El Encanto, en la carretera con dirección a los valles de Aragua.

La vieja casa de Queniquea se tuvo como sede la Escuela de Bandas Marciales y del Instituto Guaicaipuro.

En la administración de López Contreras y encontrándose como presidente del estado Miranda el gran escritor Rufino Blanco Fombona, se construye en Los Teques la sede del Hospital Policlínico.

También se hace realidad, institución modelo de Venezuela y América latina, el Instituto de Pre-Orientación de Menores, fundado el 16 de diciembre de 1936, levantado en lo que fue la hacienda “Bella Vista”, propiedad de la familia de Juan Vicente Gómez, de acuerdo a diseño del genial arquitecto Carlos Raúl Villanueva, a quien también se debe el diseño, entre otras obras, de la Ciudad Universitaria, sede de la Universidad Central de Venezuela, Patrimonio de la Humanidad.

En esa histórica institución, el Instituto de Pre-Orientación, dedicada a guiar a la infancia abandonada, jugó un extraordinario papel el Doctor Rafael Vegas.

 

 

Eleazar López Conteras

 

La hoy capital mirandina en los años 40

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