Con el pasar del tiempo la configuración de Los Teques se ha centrado exclusivamente en el crecimiento comercial, cuyo avance ha ido borrando una enriquecedora historia que esconde sus espacios, como por ejemplo, el Hotel Alemán que funcionó justo al frente de la plaza Miranda, muy cerca de la iglesia El Carmen.

Sobre varios locales de venta de estampitas religiosas, frutos secos y una carnicería, ubicada en la esquina a escasos metros de la parada de autobuses de Lagunetica, emerge una vieja estructura que en los años 60 fue el centro social de las familias más acaudaladas de la ciudad, las cuales arrendaban el salón del hotel  para los festejos de 15 años y matrimonios.

Igualmente además del hotel también funcionaba un elegante restaurante que destacaba por su sobria elegancia llenos de mesas y sillas del tipo clásico, además de lucir una bella escalera de madera.

Según reseñan escritos, en esa planta física vivieron varias familias y luego se convirtió en un hotel restaurante, donde presentaba exquisitos platos y una excelente pastelería alemana de primera, tal como, el famoso strudel manzana, entre otros postres.

Fiesta de bodas

Edith González recuerda claramente su fiesta de bodas que celebró allí. “La ciudad siempre estaba llena de neblina. Recuerdo que la fiesta fue muy elegante con damas de honor con guantes y música clásica. No éramos ricos, pero mis padres me regalaron la fiesta porque era la primera en contraer nupcias. Después de la fiesta nos quedamos hospedados la primera noche y al día siguiente salimos de viaje”.

Hoy solo se ve una casa de color rosado maltratada por el tiempo y con techo de tejas, en un extremo se observa una antena satelital que evidencia su uso, tal vez, sirve de depósito comercial que oculta un pasado lleno de la historia local de Los Teques, pese a que nunca se ha reconocido como un patrimonio de la ciudad.