Miguel Serrano es un hombre que lleva el afán de superación en sus venas. Se caracteriza por ser humilde, bondadoso, carismático, respetuoso, optimista y un soñador que busca que cada uno de su proyectos y quimeras se vean materializadas.
Es oriundo de la ciudad de Caracas, nació el 8 de julio de 1961 en la parroquia San Juan, pero lleva 13 años residenciado en El Vigía de Los Teques. Pertenece a una familia donde predominan los educadores, los vendedores y los ingenieros. No obstante, él es un emprendedor que estuvo involucrado en el área de la comunicación.
Empezó a trabajar a sus 12 años de edad y tuvo un periplo por grandes empresas como Bloque Latinoamericano, Petróleos de Venezuela, Cables Internacionales y el Banco Provincial. “Toda mi vida trabajé, ni siquiera vacaciones tomaba”.
En su paso por el Bloque Latinoamericano, estuvo laborando con revistas como Vanidades, Tú, Geomundo, Cosmopolita, Buen Hogar, Mecánica Popular, Time, Newseews, Playboy, Semana, entre otras.
“Fue una de las experiencias más hermosas y gratificantes que pude vivir. Me encantaría en un futuro montar mi propio medio de comunicación, pero es un proyecto que requiere grandes sumas de dinero, contactos internacionales, patrocinantes y una buena rotativa. Es un sueño que me gustaría cumplir”.
Las vueltas de la vida lo llevaron a iniciar su propio proyecto, en un principio se dedicaba al ramo de la venta de chucherías, pero la ganancia que percibía era paupérrima. Solo le quedaba 7% y no era algo muy rentable.
Esto lo llevó a cambiar de rubro y decidió dedicarse al mercado de las piñatas, porque siempre ha sentido pasión por los niños. “Me encanta la ilusión que proyectan, la sonrisa que permanece en sus rostros y llena de alegría a cualquiera”.
En este mundo comenzó hace 14 años, con una confitería que lleva por nombre Dorismiel y se encuentra en la calle Páez, al frente de la antigua Cruz Roja. “Como todo emprendedor, soy alguien optimista que apuesta a un mejor país y una mejor sociedad. En su debido momento quise ser un creador de alegrías, tuve que buscar a los mejores artesanos de piñatas. El primero lo conseguí en El Cementerio, recuerdo la primera vez tuve que irme de madrugada para allá y me sorprendió mucho lo que vi, la descomposición social y la carencia de valores”.
Apuntó que siempre se ha considerado un altruista que busca aportar algo a quienes lo rodean, principalmente con su ejemplo. “Yo siempre busco inculcarles valores a mis hijos y a quienes me rodean, también intento que tengan fe. Eso es lo que me ha llevado a estar donde estoy. Nadie dijo que fuera fácil, pero con la fe todo es posible”.
Apasionado por el trabajo
Desde muy joven fue un apasionado por el trabajo y todo lo lograba a pulso, con muchas horas de dedicación. “Gracias a Dios siempre tuve salud, eso te permite consolidar muchas cosas”.
Reveló que siempre tuvo la necesidad de crear algo propio, más que todo por lo gratificante que podía ser para él a nivel personal y no lo que implicaba en términos monetarios.
“Mi sueño era generar sonrisas, trabajar con niños, y así lo he hecho. Me metí batallando. El mercado de las piñatas es muy complicado porque te compran cuando mucho una vez al año y los tienes que atrapar con calidad, precios asequibles, asesoramiento y buen trato, para que el próximo año acudan a ti o te hagan publicidad. Afortunadamente, la gente ha quedado contenta con mi trabajo. Además, mi negocio ha sido como una especie de museo, siempre entran niños a ver las piñatas y a tomarse fotos con ellas. Es muy bonito”.
Explicó que el mayor reto que ha tenido que enfrentar es que su emprendimiento no se encuentra en una zona comercial y darse a conocer ha sido un trabajo de hormiguitas, que con los años ha ido viendo como germina.
“Lo mejor que uno puede hacer es ser perseverante, optimista y constante. Siempre como emprendedor vas a tener que enfrentar retos, pero lo que te diferencia de los demás es tu capacidad de levantarte, de innovar, de prestar el mejor servicio, de reinventarte en medio de cualquier situación difícil y continuar, porque en eso consiste el éxito. Soy uno de los comerciantes con los precios más bajos del mercado y ofrezco calidad. Trabajo de la mano de un diseñador gráfico que con su profesionalismo hace que cada piñata destaque por su belleza y por lo impecable de su fabricación”.
Confesó que su negocio lo absorbe y no cuenta con ninguna profesión, sino que todo lo aprendió de forma empírica; sin embargo, si tuviese la oportunidad de estudiar una carrera universitaria, escogería la informática. “Es la carrera del futuro, me encantaría montar mi propia empresa de fabricación de celulares y software”.
Les recomienda a quienes quieren seguir sus pasos no desfallecer, pues los negocios van más allá de lo lucrativo. Se trata de algo que aporta al sistema social, que implica muchos riesgos, aciertos y desaciertos, pero que llena el alma de quienes se inmiscuyen en este mundo.
“Tu propósito es aportar un valor que se multiplique, que vela por el bienestar colectivo y que más allá del valor económico, se centra en lo que pueda aportar. Eso luego lo ves retribuido de una forma u otra. Lo más bonito de esta labor es que creces como humano”./ac