Solos los poderosos tienen garantizados los derechos humanos en nuestro país.

Es inaceptable la indolencia del Estado ante la crisis que viene padeciendo el pueblo en materia de salud y en especial los pacientes crónicos, que con sueldos y pensiones miserables corren riesgos de vida porque los centros hospitalarios no están en condiciones para garantizar la atención requerida.

Un  ejemplo de lo que menciono es lo que sucede en el hospital J. M. de los Ríos, donde los niños siguen falleciendo por la no reactivación del programa de trasplantes que se mantenía con el Estado italiano. Asimismo, cuando hablamos de cómo adquirir los alimentos de la cesta básica concluimos que se hace inalcanzable para el pueblo y solo los altos funcionarios del Estado pueden hacerlo. Lo mismo ocurre con el agua y la energía eléctrica, que dejaron de ser un derecho para convertirse en un privilegio contar con el servicio. Estamos en presencia  de un Estado al que solo le importa el poder político y no buscar soluciones a los graves problemas que mantiene en crucifixión al pueblo.

Condeno la conducta de los parlamentarios de la Asamblea Nacional, que no dan cumplimiento a las promesas hechas al pueblo durante la campaña electoral en lo que respecta a darle prioridad a los problemas sociales y económicos de la población. ¡Fue una oferta engañosa!

Para finalizar, solo quiero hacer una pregunta: ¿el defensor del pueblo sigue de vacaciones?

Por Rafael Narváez