Puerto Rico se preparaba el lunes de madrugada para la que muchos esperaban fuera una de las protestas más grandes jamás vistas en el territorio estadounidense, mientras isleños indignados prometían expulsar de su cargo al gobernador, Ricardo Rosselló.
Estaba previsto que cientos de miles de personas tomaran una de las carreteras más transitadas de la isla para exigir la demanda de Rosselló, tras la filtración un chat lleno de insultos en el que participaban el gobernador y varios colaboradores, así como la presentación de cargos federales de corrupción contra su gobierno.
Roselló dijo un día antes de la esperada marcha en la capital, San Juan, que no renunciaría al cargo, aunque intento reducir el descontento prometiendo que no se presentará a la reelección ni seguirá al frente de su partido político, partidario de convertir al territorio en un estado de Estados Unidos. Sus declaraciones solo causaron más indignación entre sus críticos, que llevan más de una semana protagonizando protestas callejeras.
“El pueblo no se va a callar”, dijo Johanna Soto, de la ciudad nororiental de Carolina. “Eso es lo que él está esperando, pero somos más”.
Los organizadores bautizaron a la marcha como “660.510 + 1”, en alusión al número de personas que votaron a Roselló y una más, para rechazar su argumento de que no renuncia porque fue elegido por el pueblo.
Señaló el diario El Siglo que el lunes será el 10mo día consecutivo de protestas, y se han convocado más para esta semana. El centro comercial más grande de la isla, Plaza de las Américas, cerró antes de la marcha, al igual que otras docenas de comercios.