Otras tres viviendas colapsaron parcialmente
MARIBEL SÁNCHEZ
“Estoy en shock, aún no puedo creer que me quedé sin un lugar dónde vivir. Nuestros sueños se desvanecieron con nuestras casas, lo perdimos casi todo: cocina, baño, fregadero y la mitad de la habitación de la niña”.
La declaración la dio Adelymar León, quién compró junto a su esposo hace tres años la casa que acaba de perder, al igual que otras cinco familias, en la calle Bicentenario del sector Rómulo Gallegos, parte baja de Lagunetica.
“Sí notamos que habían pequeñas grietas en algunas paredes pero pensamos que eran defectos de la casa, nunca del terreno; las reparamos y todo venía bien. Desde las lluvias de mayo, los resquebrajamientos volvieron a aparecer y se estaban pronunciando cada vez más, eso nos encendió las alarmas”.
Ante este panorama de angustia diaria decidieron la mañana del miércoles, mientras oían un crujido en las paredes, empezar a sacar sus cositas del baño, la cocina y el cuarto de su niña de 11 años de edad.
La tarde de ese mismo día vivieron la peor pesadilla de sus vidas tras ver cómo su casa se iba por el barranco, al socavar el terreno que por años la sostuvo.
“Eran como las dos de la tarde, estaba lloviznando, pero ya la noche del martes había llovido fuerte casi toda la noche. Ahora estamos a la espera de los informes de Protección Civil para pedir todas las ayudas posibles, no sé cuál es el procedimiento porque nadie me ha orientado”.
Quedaron a la deriva
Sandra Ladino, otra de las afectadas y quien tuvo pérdida total de su vivienda, aseguró con una mirada casi suspendida entre la angustia y la desolación que la ropa que cargaba puesta era lo único que la acompañaba, al igual que a su esposo.
“La noche del martes mi casa se mojó mucho y uno de los muros cedió, ya el miércoles vimos que otras casas también estaban agrietadas y nos invadió el miedo, por lo que buscamos la manera de salvaguardar algunas cositas por precaución. De buenas a primeras todo empezó a ceder, es horrible ver cómo tu casa se cae y con ella tu vida sin poder hacer nada, nos quedamos en la calle de un día para otro”.
Ella, que había vivido ahí desde hace seis años junto a su esposo, sus niñas de 5 y 3 años, y su papá, expresó con lágrimas en los ojos la incertidumbre que embarga a sus pequeñas; quienes en su inocencia, pero con un golpe de realismo le dijeron a Sandra “Mamá, nos quedamos sin casita, este es nuestro fin”.
Patrimonio perdido
Carol Báez, afectada, apuntó “yo crecí en esta casa y ya hoy no queda nada, soy madre soltera de dos jóvenes de 11 y 14 años; incluso mi mamá de 80 años de edad tuvo que ser desalojada de su casa, que está al ladito de la mía, porque se puede desplomar en cualquier momento”.
Envuelta en la desesperanza, tristeza e incertidumbre lamenta tener que andar en casas distintas cada noche desde que perdió la suya. “Tengo vecinos maravillosos y les estoy muy agradecida por su solidaridad, pero no dejo de llorar al saberme sin mi casita”./rp Foto 1: Yuliettsha Molina
