Detrás de un tarantín se esconden diversas historias y personajes
La presencia de buhoneros en las aceras y avenidas disgusta a muchos tequeños, no obstante, algunos desconocen las razones que llevaron a estos individuos a dedicarse a una actividad que los expone diariamente al sol y a la lluvia.
A pesar de los diversos proyectos de reubicación de los comerciantes informales, para asegurar el transito peatonal y embellecer la ciudad de Los Teques, los lugareños notan como cada día desaparece un buhonero y aparece otro para ocupar su puesto.
Detrás de esta realidad se encuentran diferentes historias y personajes, incluso hay algunos que aseguraron no poseer sus papeles en regla desde que llegaron de su país natal, lo cual ha limitado sus opciones laborales. “Nosotros somos de Perú, mi madre es doctora y mi papá arquitecto y como no hemos podido arreglar los papeles, no les han dan trabajo, por eso no nos quedó de otra que hacer esto”, señaló Alejandra Alvarado, vendedora.
Otros vivían de un oficio, pero cuando dejaron de conseguir clientes tuvieron que echarle guante a otra cosa. “Trabajar en esto es mejor, antes era carpintero, pero como no conseguí otra cosa decidí dedicarme a esto. Lo malo es que tienes que estar pendiente de que no te roben, pero uno puede ganar hasta Bs. 30.000 al mes”, detalló Luis Salcedo.
Necesidades económicas las tienen todos, incluso los que están en edad de descansar, tal es el caso de Mario Campotas, de 60 años, quien aseguró que a las personas como él nadie las emplea, por eso decidió montar su puestito en la calle. /SN/cg
