Centenares de devotos -en su mayoría de origen portugués- asistieron al arrial en su honor. La imagen fue paseada en procesión. Hubo presentación de grupos musicales y culturales
El arraial en honor a Nuestra Señora de Fátima se llevó a cabo con más de un centenar de devotos que se congregaron en el santuario que se está construyendo en Carrizal, para conmemorar los 97 años de aquella manifestación religiosa que ocurrió en 1917. A las nueve de la mañana inició la misa solemne que dio paso a una celebración multitudinaria. Con cantos religiosos, los asistentes escucharon la palabra de Dios y recibieron la eucaristía, para luego acompañar a Fátima en procesión con un Ave María recitado en portugués.
En las caras de los asistentes se observaba fe, alegría, esperanza y devoción en el pequeño recorrido. El padre José Antonio Conceicao señala que hoy día, el fervor a Fátima se encuentra más vivo que nunca. “Vinieron desde Valencia, Barquisimeto y de todos los rincones de los Altos Mirandinos a expresar su fe”.
Al culminar la procesión, por primera vez, sonaron las campanas del santuario, indicando que la venerada volvería nuevamente a sus aposentos. Los participantes sacaron pañuelos blancos e hicieron una señal en el aire, símbolo de despedida a la virgen. “Estas festividades significan la devoción a Dios y también el agradecimiento a la virgen, en vista de que pronto tendremos un santuario, con el que logramos unir dos realidades: el amor a Dios y a la virgen y la recuperación de las celebraciones y la cultura”.
Asimismo, confiesa que este año los creyentes elevaron muchísimas plegarias, pero todos pidieron algo en común, la paz de Venezuela. “Sentimos que no estamos tranquilos, que hay muchas dificultades e inseguridad. Este país recibió muchos inmigrantes, en especial a los portugueses, quienes no lo ven como una patria extraña sino como su propia tierra”. También se hicieron presentes Pedro Goncalves, cónsul de Portugal en los Altos Mirandinos; Juan Carlos Gouveia, presidente de la Academia Bacalao; y Pablo Da Silva, vicepresidente del Diario Avance y miembro de la Asociación Civil Amigos de Nuestra Señora de Fátima.
Labor en conjunto
Al culminar la parte religiosa, el público disfrutó de la gastronomía, pues se ofrecieron múltiples postres y platos típicos. Algunos preferían probar el cerdo, mientras que otros optaban por la espetada: una vara que contenía carne o pollo y era asada a la brasa. “Toda la comunidad lusitana participó en el arraial”, destaca María José Ramos organizadora del evento, quien agrega que todos en general colocaron un grano de arena. “Yo me encargue de los ponches, los vinos y la sangría”.
Santuario tecnológico
El reloj que tendrá el santuario estaba en el lugar como símbolo de entusiasmo. Domenico Iannauzzi, ingeniero residente de la obra, comenta que falta poco para que esté listo. “La idea de que hayamos traído el reloj es para que la gente vea la magnitud de este y noten los avances”. Destaca que el templo poseerá tecnología única en Latinoamérica, en cuanto a iglesias y santuarios. “Las campanas serán encendidas vía control remoto a través de conexión inalámbrica y en la plaza estarán pantallas, de manera que, los que no puedan acceder, observen la misa desde afuera”. El coro será moderno, digitalizado con baterías bajos y como valor agregado estarán las luces que le darán buena percepción al recinto./Yordys Méndez./ sa/Foto: Karinés Sabino