Los ancianatos, geriátricos o casas hogar se han convertido en el refugio de aquellos abuelitos que se ven en la penosa necesidad de buscar sitios dónde vivir; algunos por voluntad propia, por no sentirse como una carga para sus parientes, y otros simplemente por no tener una familia que vele por ellos.
La Casa Familiar Padre Tinoco, Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca en San Pedro de los Altos, tiene 23 años en nuestra ciudad, ejerciendo la misión de colaborar en la construcción de una sociedad más justa, ofreciendo espacios en los que se promueva, defienda, cuide y celebre la vida, y facilitando el desarrollo integral de aquellas personas más vulnerables.
Entre los servicios que brindan, destacan: dormitorios, capilla, enfermería, comedor, lavandería, salas de entretenimiento con televisores, un área para recibir el sol y caminar con la agradable música del recuerdo que brinda la emisora Panamericana.
El arduo trabajo que realizan en esta institución consiste en bañarlos, vestirlos, darles de comer, limpiar y arreglar los dormitorios, además de velar porque se encuentren los más cómodos posible.
Pese a la situación que atraviesa el país, esta fundación ha sabido bandeársela en pro de los más necesitados, sin pedir nada a cambio y con la mejor intención.
Antonio Hosto, superior de la comunidad religiosa y director de la casa, expresó que “estamos aquí desde 1994 y vivimos de la caridad pública, el promedio de ancianos que tenemos es de 30 y ya los cupos están completos. Intevep nos ayuda con los almuerzos de lunes a viernes, y lo demás lo conseguimos con ayudas de empresas y amigos colaboradores”.
Servicio integral
Informó que la mayoría de los ancianos que hospedan son de la calle; aunque hay otros cuyos familiares son de bajos recursos y no los pueden tener en sus casas.
“Siempre hemos tratado de recuperar o atender a esos abuelos que están en situación de calle. Si tuviéramos cupo, recibiríamos a más, pero ya estamos full y tampoco los vamos a poner a dormir en los pasillos o en el comedor. Cada uno debe tener su habitación”.
Detalló que generalmente se realiza una serie de eventos para el disfrute y entretenimiento. “Siempre vienen los colegios, universidades y liceístas a brindar apoyo de una u otra manera”.
Reiteró el agradecimiento a Intevep por ser una empresa que desde que se inauguró la fundación ha brindado el apoyo con los almuerzos, y en los tiempos que se están viviendo, esto ha sido de muchísima ayuda.
Destacó que no reciben colaboración de los entes estadales. “Agradecemos a la comunidad de San Pedro que a veces colabora con algunas cosas que se necesitan para el hogar”.
Luis Acosta, residente de la casa, contó que “voy para 12 años viviendo aquí y no me puedo quejar, me siento bien y cómodo con la atención que me brindan, todos son muy atentos y están pendientes de nosotros”.
Trabajan con las uñas
Hosto subrayó que la casa de reposo no escapa de la escasez y están trabajando con las uñas. Solicitan personas o empresas que quieran colaborar con algunas cosas que hacen falta y que no pueden comprar por falta de dinero.
Haciendo un recorrido por el recinto, se pudo observar que disponen de todos los servicios básicos, pero a los abuelitos les hace falta ropa, pañales, zapatos, lencería y una variedad de productos que son necesarios para su bienestar.
En cuanto a los pañales, apuntó que antes se dirigían a Corposalud y se los donaban, pero desde hace un tiempo no les están dando y resuelven colocando centros de cama o trapos.
“Solicitamos colaboración de todo tipo, porque hace falta de todo, trabajamos con lo que tenemos y se nos hace muy difícil. Sabemos que la falta de medicinas es un problema que perjudica a todo el país, pero aquí por tener a tantos ancianos se siente más la escasez”.
Aseveró que tienen un mes sin lavadora. “Me ha tocado lavar a mano y me cuesta un poco porque de 30 ancianos 10 se orinan y no es nada fácil. Me gustaría que nos hicieran llegar una, no importa si es de segunda mano, pero de verdad la necesitamos”.
Por último, cabe destacar que muchos abuelos no esperan dinero ni lujos de sus familiares, solo quieren amor y el valor que se merecen. Trasladarlos a una casa hogar, además de ser un cambio drástico, implica tener una nueva familia, un lugar donde siempre habrá atención, cariño, respeto y mucho amor./ac
Fotos: Juan Carlos Blanco . /
**A pesar de las adversidades, trabajan por el bienestar de los abuelos
ROSANGEL REBOLLEDO