Armando Morante, hijo predilecto de Los Teques, es descendiente de una de las familias de mayor tradición en nuestra ciudad, por ser una de las sietes fundadoras de la misma. Nacido en el antiguo hospital Policlínico, es el primero de tres hermanos, de los cuales dos han partido al cielo, pero que al igual que él y que su padre han dejado una huella imborrable en la historia deportiva de nuestro gentilicio.
“El menor de mis hermanos fue Campeón Nacional de Motociclismo y Velocidad, el del medio un brillante arquitecto y yo he hecho lo propio desde el tenis y el buceo. La vena deportiva viene de nuestro padre, un magnífico beisbolista reconocido a nivel nacional; mi papá fue la persona que hizo rebotar el primer balón de basquet en Los Teques y fundó los dos primeros equipos de baloncesto femenino acá”.
Con un orgulloso brillo en la mirada, manifestó que desde su familia siempre han apostado al deporte y la cultura en nuestra entidad y en el país. “Mis estudios primarios y de bachillerato fueron en mi terruño, a nivel universitario me incliné hacia el área de Economía en la UCV, pero no culminé la carrera porque llegó un momento en el que me percaté que eso no era lo que yo quería para mi futuro y porque además la universidad estaba semiparalizada en aquel entonces”.
Ante ese panorama, Armando decidió realizar un curso como instructor de buceo, en virtud de que anteriormente, con 19 años de edad, había realizado algunos básicos con la única escuela reconocida internacionalmente que había en Venezuela. Al consultarle por qué se había encendido en él la pasión por ese deporte, relató que él y sus primos fueron inspirados por una serie televisiva de nombre Investigador Submarino.
“No obstante, venía de desarrollar otras actividades deportivas como beisbol, fútbol y tenis. Inicié formalmente por cuenta propia a los 8 años, siempre nos incentivaron pero sin imponernos nada. Hice parte de la selección de fútbol del liceo Miranda, cuando entré a la universidad comencé a jugar tenis porque me llamaba la atención y a los tres meses me inscribí en un torneo de novatos donde quedé subcampeón; luego participé en un torneo abierto en la UCV sin categoría, tenía mucho que aprender y poco que perder, resulté campeón universitario, con el récord del partido más largo jugado en Venezuela para 1968, 5 horas con 42 minutos, marca que se rompió hace unos tres años”.
Más adelante fue invitado a varios torneos locales. Recordó que una de las canchas oficiales de tenis ubicada en Los Teques estaba en la parte alta del parque Gustavo Knoop. Asistió a 18 combates consecutivos, todos con muy buenos resultados a nivel regional.
Esa dinámica lo llevó a formar jugadores de tenis en el antiguo parque Cecilio Acosta, con 60 niños y jóvenes de distintos estrato sociales, siempre ad honorem. Por dos años y medio fue profesor de ese deporte en el Cultca, de allí pasa a Intevep para asumir la coordinación de políticas deportivas en la institución, donde estuvo por nueve años ejerciendo también como instructor de tenis y de buceo.
Un mar de posibilidades
“Como ya era instructor básico, decidí hacer cursos más avanzados y especializarme, fue como retomar esa pasión que nació cuando era aún más joven y que había puesto en pausa. Soy buzo nivel tres estrellas de la confederación mundial. Para 1985 fundé la Asociación de Submarinismo del Estado Miranda, ya había contribuido a crear siete clubes en Los Teques, mi escuela cumple 42 años de instaurada en el edificio Morante Santos, detrás de la plaza Miranda”.
Tres generaciones de buceadores se han formado en el centro de actividades subacuáticas Coral, bajo la tutela de Armando. En alguna oportunidad intentó organizar las primeras jornadas venezolanas en medicina del buceo, con el apoyo del doctor Freddy Rodríguez, cardiólogo internista que se especializó en dicha área; también de la Federación Médica Venezolana, la escuela que dirige Morante, la Asociación de Submarinismo del estado Miranda y el hospital Policlínico.
“Aunque todo comenzó con buen pie, no pudo trascender en principio, pero después de algún tiempo las expectativas fueron superadas, debíamos reunir 15 participantes entre gente de salud, rescate y buzos; logramos juntar 256 provenientes de Panamá, México, Colombia, Curazao, Aruba, Bonaire, Trinidad y Tobago y Ecuador, que se dieron cita en el auditorio del Colegio María Auxiliadora para esa primera jornada, y más adelante con mucho esfuerzo y el apoyo de los médicos del Pérez Carreño montamos la segunda y fue de carácter internacional”.
Desde hace ocho años, Armando es director nacional del Comité Técnico de la Federación Venezolana de Actividades Submarinas y director nacional de Certificación de Buceo Deportivo, Industrial y Militar.
Complemento perfecto
Aunado a eso, emprendió en 1989 una faceta como escritor de libros de buceo, contando en su haber con 27 publicaciones, una de ellas traducida y publicada a través de la Organización Británica de Buceo, convirtiéndose por ocho años en manual predilecto de la especialidad; sin contar la infinidad de documentales en los que participó junto a Valentina Quintero en Bitácora.
“Siempre he tenido espíritu pedagógico, enseñar es lo mejor que podemos hacer, por eso fundé la única escuela de submarinismo en mi ciudad que cuenta con un reconocimiento de la ONU como una de las más seguras en América Latina”.
Resaltó que “la actividad más placentera se vive a los 5 o 6 metros de la inmersión, quien no haya buceado no ha conocido realmente todo lo que creó el Señor. Conocemos más del ambiente exterior que de los fondos marinos y debería existir un equilibrio en ello”. A la par, refiere que se considera un defensor de este ecosistema y que por ende promueve campañas de concientización, especialmente en los cursos que imparte./ac
Foto: (Alí Guillén)
*Fundó la única escuela de submarinismo en Los Teques
MARIBEL SÁNCHEZ