Ángel Fernández, 47 años de trayectoria dejando huellas
Un hombre que es sinónimo de humildad, arraigado en el arte de los sonidos, perseverante, apasionado y con unas ganas extraordinarias de enseñar a quienes desean aprender; ese es Ángel Fernández, un cantante que con 47 años de trayectoria ha dejado y sigue dejando huellas imborrables en el maravilloso mundo de la música.
Proveniente de una familia donde la melodía siempre estuvo presente, Fernández se embarcó en esta travesía a los 10 años de edad en San Fernando de Apure, “estuve en programas de canto en el llano; fui coralista y cantante de un grupo gaitero. Una vez mi hermana llegó con un cuatro y yo fui quien me perfeccioné con la música”.
Mientras se integraba como músico, también inició sus estudios como maestro en su ciudad natal donde logró graduarse como bachiller docente, “Me formaron como un profesor crítico y con sensibilidad social, por eso no me he jubilado, siento que uno puede ayudar mucho”.
Más adelante decidió trasladarse a Caracas para estudiar y comenzó a trabajar en una escuela privada, luego mientras conseguía el cargo de docente, entró al Hospital Militar como auxiliar y paralelo obtuvo cupo en un colegio universitario para administración de recursos humanos. “Realicé mis pasantías y ahí ni corto ni perezoso armé un grupo de gaitas”.
Mencionó que en 1980, consiguió trabajo como docente en Carapita cerro arriba, donde duró seis años, hasta el año 86 se mantuvo en esas instalaciones donde también organizó un grupo de aguinaldos, “iba a la par como maestro y en mi horario fuera de clases y sin ningún costo organizaba mi grupo en la casa del obrero de la escuela”.
Recordó que para esa época, Fundacomún les donó instrumentos musicales para luego trasladarlos a Chacaito para tocar, “primera vez que esos niños salían de su comunidad, fue una experiencia muy bonita”.
Formaba parte de un grupo de Gaitas llamado “Upacuero” en el cual se desempeñó como cantante nocturno en Caracas; también estuvo en “Los Auténticos Fulleros”, “Somos Díez”, “ADN” y “Cristóbal Medina Y Su Banda Show”. Afirmó que fueron esas las agrupaciones quienes le dieron la experiencia para formarlo como cantante y que le enseñaron todo lo que es como músico.
De la misma forma, señaló que contaba con esos dos trabajos, sin embargo, a través de la Dirección de Educación, también pasó a formar parte en la UE Guadalupe Hernández en El Amarillo, “Llevaba todo en paralelo, y en esta también saqué mi grupo, empecé a organizar difusión cultural, donde se realizaban festivales y le tumbamos la inmunidad al Liceo Miranda”.
Sembrando valores
De ahí fue llamado por la Zona Educativa para trabajar con músicos, de esa forma decidió salir de las aulas para adentrarse de lleno a laborar en una de las cosas que también le apasionaba, la música, sin dejar de lado sus cantadas nocturnas. Después, explicó que durante la gestión de Enrique Mendoza, le ofrecieron un cargo donde él fue el creador del programa para el arte y la música para las escuelas.
“Recuerdo que se evaluaron 250 personas de todo el país y las mejores notas eran las que quedaban, sin involucrar la política; a mí me llamaron por mi cualidad técnica no por la política. Armamos instrumentos para todos los niños, fue un trabajo hermosísimo que duró ocho años”.
Aseveró que crearon una escuela de música completa donde impartían clases los sábados, en salones, con secretaria, obrero y personal docente; señaló que cada instrumento tenía un profesor. “Fue una gestión muy exitosa, de hecho muchas de las agrupaciones fueron formadas allí, también surgieron muchos muchachos. Enseñábamos cinco instrumentos a la vez, además de teatro, danza, piano, teclado, cuatro y percusión”.
Para él la música es quien lo nutre y lo hace sentir mejor, cada cosa que hace con ella es quien lo invita a enamorarse más, “el arte es hacer sentir a la gente bien, descubrir la sensibilidad en las personas para hacerlo menos deshumanizado, eso es lo que hago, no sé transmitir otra cosa”.
Luego de salir el mandato de Enrique Mendoza en el 2004, todo el proyecto se terminó y regresó a la UE Guadalupe Hernández, donde logró grabar una producción con niños que nunca habían grabado, “fue espectacular, recuerdo que me dieron un salón sin sillas, y todos los días llevaba lo necesario para armar mi mini estudio de grabación y los niños enamorados de la música cantaban y hasta los profesores cantaron”.
Sus ganas de seguir enseñando, guiando y sembrando cosas buenas fue el impulso para no parar. Agregó que en el 2009 se dirigió a la Alcaldía de Los Salias a ofrecer lo mismo que estaba haciendo en la Guadalupe y de repente se convirtió en un apoyo musical de “Un Canto Para San Antonio” hasta el 2015.
Canto y enseñanza
A raíz de eso, y paralelo pasó a formar parte en horario nocturno, los sábados, en una escuela desde el 2009 hasta la actualidad, “En la noche se llama Centro de Educación Básica Adulto El Amarillo que pertenece a la Gobernación, estamos prestados ahí y no hemos tenido problemas”.
Reveló que cada seis meses salen 80 o 100 canciones y en julio de este año sale la producción. Afirmó que hasta ahora tiene 30 cantantes. “Tenía un niño autista que cantaba espectacular pero se fue para Chile, también uno con síndrome de Down y su mundo es ir los jueves a doblar sus canciones y lo hace muy bien”.
Ángel, se desempeña además como director de la UEE Dilia Delgado De Bello, como una manera de seguir creciendo y aprendiendo como músico, con ese mismo ímpetu de ayudar a sus alumnos en todo lo que necesiten. “A veces salgo cansado de mis labores pero llego a la escuela de canto, escucho cantar dos canciones y se me pasa todo”.
Aseguró que para él la música es una terapia, no un trabajo, “si me jubilan me quedo ahí, es mi medicina”. Preguntarle cuáles serían esos consejos para aquellos que se están iniciando en la música, respondió que se deben acercar a la gente que les da apoyo. “El que quiera, se puede acercar a la escuela sin compromiso de lunes a jueves de 6:00 a 9:00 pm y no están obligados a ser artistas, tienen que disfrutar la música, que la voz sale sola”.
Indicó que esta escuela la quiso convertir en un espacio más familiar a diferencia de sus otros trabajos. “Tenemos el concepto de valorar el esfuerzo, no la calidad, ella surge sola, somos iguales y apoyamos a todos”./RR/lb/Foto: Alexander Offerman/