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Hueso de San Felipe Neri en Los Teques

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Periodistas de Avance

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Los Teques comenzó a meterse en mi pensamiento escuchando, en la redacción de desaparecido diario “La Religión” donde colaboraba en la página cultural, a mi padrino Andrés Pacheco Miranda, historiador, legislador, militar y periodista, quien siempre dejaba escapar gratos recuerdos de sus días cuando vivió en esa comarca.

Sería él quien me hablara del Obispo Mariano Martí y su labor para elevar al caserío de Los Teques a la condición de Parroquia Eclesiástica y, de cómo esa villa se fue empinando, alcanzando la categoría de municipio, de zona turística por excelencia y de capital del estado Miranda. Mientras que el historiador Andrés Pacheco Miranda, me suministraba información acerca de la evolución política y social de la urbe tequeña, mi madre, en sus amenas conversaciones, recordaba sus viajes en el tren, en compañía de miembros de la familia Hernández Suárez, hacia los hermosos parques “Los Coquitos” y “El Encanto”, considerados para los años cuando ella estuvo contemplando ese mundo vegetal, como los más hermosos del centro del país. No olvidaba mi progenitora lo que sus ojos contemplaban desde las ventanas del vagón del tren alemán. Era, decía ella, un paisaje de primera, donde el tren se desplazaba por entre bosques, túneles y abundante vegetación, hasta llegar a una acogedora estación, admirada por los que en ella se bajaban.

Toda la información atrapada en las conversaciones sostenidas por los personajes ya nombrados, se fueron afianzando a través de las lecturas efectuadas en los tratados escritos por Lucas Guillermo Castillo Lara, Aníbal Laydera Villalobos, Ildefonso Leal, Luis Enrique Luna, Adolfo Rodríguez, Manuel G. Henríquez Ledesma, Carmen Mannarino, Carlos “Cachucha” Arteaga, Salvador “Chito” Aguilar, César Gedler, entre otras destacadas figuras de las investigaciones históricas de nuestro país. Todo este mundo de informaciones captadas en las páginas de los escritos de los autores arriba nombrados, se irían reforzando con las que obtuve de de reuniones efectuadas en la Casa de la Cultura, Ateneo de Los Teques, Biblioteca “Cecilio Acosta”, Plaza Bolívar, Teatro Lamas, Colegio de Periodistas, Colegio Universitario, Sociedad Bolivariana, donde participaban destacadas personalidades de Los Teques y zonas circunvecinas.

LA ADORACIÓN DE LOS HUESOS DEL SANTO

Cuando realizaba una nueva lectura del libro “El parque Knoop de Los Teques”, excelente investigación acerca del primer jardín botánico de nuestro país escrito por el cronista Manuel G. Henríquez Ledesma, me detuve en el capítulo VIII donde las fiestas religiosas se celebraban con gran pompa, en especial las de San Felipe Neri, patrón de la comunidad de Los Teques desde los días de la creación de la Parroquia Eclesiástica, señalando que en templo se veneraba un fragmento de hueso del santo, el cual había sido trasladado desde Roma, Italia, el año de su jubileo. Nuestro autor consultado plasma que la reliquia en cuestión era sacada en procesión, acompañada de música sacra a través de las principales calles de la población. “Había, señala Manuel Henríquez Ledesma, peregrinación desde todos los poblados de los Altos Mirandinos que venían a adorar los huesos del Santo”. Un día, así se señala en el libro de Henríquez Ledesma, la reliquia desapareció.

TRASLADO DE MEDICINA EN MULAS

En el capitulo escogido para la redacción de esta nota, plasmado en el trabajo “El parque Knoop de Los Teques”, del acucioso investigador Henríquez Ledesma, se nos presentan una serie de figuras y acontecimientos, especie de película, como la de Tobías Camposano, fundador de la botica del mismo nombre, quien, al lado de atender su establecimiento, también tenía tiempo para cargar tres mulas con cajas de medicina y recorrer los empinados cerros tequeños cambiándoselas a los habitantes de esas zonas por cereales y verduras; la de Serapio Ortiz y su noble caballo arrastrando un quitrín donde llevaba las cántaras repletas de leche para ser entregada a su clientela. Figuran también los médicos Ángel Larralde, quien trataba a los tísicos y a los que sufrían de sífilis y José Benigno Hernández, hermano de José Gregorio Hernández, aliviando los dolores de los que solicitaban sus servicios, entre otros personajes que constituyeron punto de referencia en la vida tequeña.

LUGAR PARA EL ENCUENTRO DE MÚSICOS

No podían dejar de figurar en el estudio sobre el parque Gustavo Knoop los nombres de destacadas figuras de la música, todos muy conocidos en Los Teques, entre ellos Eduardo Tablante, Martucci, Teófilo León, Adelo Alemán, Bosch, quienes compartieron sus inquietudes con los que se trasladaban desde Caracas, encontrándose en ese grupo Ángel Sauce, Antonio Lauro, Evencio Castellanos, Vicente Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, José Antonio Calcaño. Asimismo el autor recuerda a escritores nacionales de las dimensiones de Pedro Emilio Coll, Rufino Blanco Fombona, Manuel Díaz Rodríguez, Arreaza Calatrava, Arturo Uslar Pietri, Rómulo Gallegos, quienes mencionan en algunas de sus obras al parque Gustavo Knoop y a los Teques. No olvida Henríquez Ledesma, las doctrinarias tertulias que se escenificaban en el local de la estación del ferrocarril del Llano de Miquelén, la obra del reverendo Hilario Cabrera, así como todo lo que ofrecía Los Teques para los que visitaban su entorno, bautizada la pequeña urbe como la Suiza Caraqueña, la Suiza de América y la Suiza de Venezuela, ello por el aire puro, sus parques, bosques y jardines.

LA OBRA DEL PADRE CABRERA

Ya para cerrar, les dejaré, de acuerdo al trabajo de Henríquez Ledesma, cómo inicia su labor el reverendo Hilario Cabrera: “Los Teques fue calificado como una estación climática de alto nivel. Los enfermos acudían buscando su saneamiento. Los que, además de sus dolencias no tenían recursos económicos, sufrían de muchas privaciones no tenían alojamiento y morían en las calles, el número de desdichados aumentaba cada día y el Pbro. Dr. Hilario Cabrera movido por el dolor y la desesperación que venía de aquellos desdichados rechazados en albergues, pensiones y hoteles, construyó un refugio para los tuberculosos. Con su iniciativa y la contribución del pueblo, creó el sanatorio homónimo para enfermos de escasos recursos económicos.”

Jesús María Sánchez. EVDES. 08062017.

sanchezjesusmaria@hotmail.com

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