Se nos fue el poeta orgullo de Los Teques
El caballero afable, de gentil sonrisa, de caminar pausado, de poemas de aromas y mucha piel, ya no recorrerá nunca más sus amadas y queridas calles de Los Teques, el terruño que lo vio nacer y donde decidió morir. Rodeado de amigos, de cantantes, de sus hijos y su esposa Maritza, transcurrieron las últimas horas de una despedida terrenal que sirvió de excusa para refrescar las distintas facetas de quien siempre estuvo preocupado por sus amigos y tenía un común para todos: una bienvenida y despedida con una sincera, franca y sutil sonrisa.
Recientemente, fue homenajeado por el Ejecutivo regional, en el marco del aniversario de Los Teques, y pese a lo delicado de su salud acudió confiado en buscar espacio para defender al talento local, a los cultores, poetas y músicos. La oportunidad no la desperdició, pues con la venia del propio gobernador Henrique Capriles tomó el micrófono y, con voz pausada y firme, solicitó mayor atención a la cultura.
Pidió sede para la Casa de la Poesía, que funciona en los espacios cedidos por la Sociedad Bolivariana, además, crear nuevamente una Dirección de Cultura, y no dejó pasar la oportunidad para pedir apoyo al talento único en Venezuela, como el de su amigo Alí Landaeta, el creador del arpa doble, quien también fue homenajeado en ese acto. Una atención especial pidió para quienes estarán al frente del Estudio de Grabación Oswaldo Oropeza, conminando a Capriles a que esos funcionarios honren la memoria de Oropeza, y que además estén a su altura.
Se nos fue el poeta. Nació el 7 de enero de 1938 y partió este 11 de noviembre. La noche le acobijó en su regazo, sereno, calmado como solo él. Sus escritos precedieron su partida, y hoy les dejamos el testamento público que dejó nuestro querido Arnaldo:
Testamento público
Si acaso tengo que partir
recogeré mis peroles,
silbandito en bemoles
a medio tono el sufrir,
y en mis versos escribir…
Todo lo que dejar quiero
No me faltará, espero,
al despedirme del mundo
pues sigo de vagabundo
por ser el cielo un estéreo
Por ser el cielo un estéreo
Ya sabrán en dónde estoy
a un costado Andrés Eloy
y al otro Efraín Subero.
Y si me quito el sombrero
haciendo alguna pirueta,
más aprendo a ser poeta.
Pues bien dice lo refrán
mientras en la tierra están
nadie en su lar es profeta.
A mis hijos les repito
no cojan mango bajito
que no es buena la receta.
Que la vida es más completa
cuando tiene dificultad,
que si todo es felicidad
la vida es más aburrida
Y entonces es asumida
con vicios y ociosidad
No se llenan los bolsillos,
aprendan a ser sencillos,
sin rencor ni vanidad
si bien se vive en humildad
tal cual experimenté yo
todo afecto me rindió
en amor y buena suerte
y hay que llegar a la muerte
cuando lo decida Dios.
Arnaldo Vivas Toledo
Cómo llora una estrella
Recuerdos de un ayer que fue pasión
el suave titilar que ayer yo vi
en tu dulce mirar tu amor sentí…
tu cara angelical, rosa de abril
Como quisiera yo amar y ser
la mística oración que hay en ti
pero al no sentir tu raro amor de ayer
mi estrella solitaria llorara de amor
(coro)
Dame la tierna luz de tu lindo mirar,
es como el titilar de una estrella de amor
y en éxtasis profundo de pasión
mis versos tristes yo te brindare
y en tu lozana frente colgare
la estrella de este gran amor. (x2)
En tu dulce mirar tu amor sentí,
tu cara angelical, rosa de abril.
Cómo quisiera yo amar y ser
la mística oración que hay en ti
pero al no sentir tu raro amor de ayer
mi estrella solitaria llorará de amor
Hablan amigos y familiares
Maritza de Vivas, la esposa de Arnaldo, estaba muy dolida por la pérdida. “En octubre cumplimos 40 años de casados, aunque él no lo recordó por su estado de salud, estuvimos siempre juntos”. “De verdad que como esposo, pese a que suene muy trillado, fue un hombre magnífico, nunca tuvimos problemas, nunca dejamos de hablarnos, siempre fue muy responsable con el hogar”.
Añadió que tienen dos hijos, quienes siempre fueron su adoración. “Él se crío aquí en Los Teques, fue muy querido entre su familia y muy apegado a su abuelita. Nosotros nos conocimos en Guanare, después de algún tiempo nos mudamos y nos casamos aquí”.
Rafael Ramos Nápoles expresó que “Arnaldo quiso mucho a su pueblo, yo muchas veces me quise ir por la inseguridad y él siempre se quiso quedar acá, era un hombre muy conocido, especialmente en el mundo de la cultura, tuvo muy buenos amigos”.
“Es fácil hablar de su trayectoria, pero es muy difícil hablar de su pérdida, no encontramos las palabras ya que se nos agotan, no solo por la magnitud del personaje, sino por la amistad que nos unía, una amistad tan íntima que no importan los años porque parecía que nos conociéramos desde que nacimos”. “La última vez que hable con el fue la semana pasada en una funeraria, justamente donde lo van a velar, fue algo traumático para mí. Desde ese momento pensé lo peor porque estaba muy mal de salud”.
Recuerdos de un ayer
Su entrañable también le escribió una carta de despedida:
Precisamente ayer se nos marchó Arnaldo Vivas Toledo. ¡Qué dolor del alma! ¡Qué apretado el corazón! Ya nunca más escucharemos su voz precisa y clara, su forma de decir las cosas por su nombre. Arnaldo nos dejó un hermoso legado, ademas de sus canciones, nos deja una sincera amistad y una bondad intachable. Era noble hasta el cansancio.
Se nos fue físicamente nada más, porque siempre estará en nuestros corazones por su don inmaculado de amistad y de deseos de hacer bien. Le veremos bien con su afable sonrisa y su disposición de “alfarero de la cultura”, como el mismo se mentaba. “Nina atarrayando luceros”, “Cantarina”, “Quejas del alma”, “Santrifón”, “Potro libre” y cientos de canciones más no permitirán, junto a nuestra hermandad, que le olvidemos nunca.
Ese potro libre estamos seguros de que seguirá trotando, más bien galopando, por las llanuras inmensas donde fue concebido por Arnaldo. ¿Cuántos no alcanzaron el éxito en festivales con este potro “bañado de luna y de crin alucerada”? Arnaldo era tequeño hasta más no decir, cómo amaba a su ciudad natal. Jamás dejó de verla verde, apacible, romántica, neblinosa, fresca, sana. Era el prototipo de los Altos en Guaicaipuro.
Su “Cómo llora una estrella”, que es de Antonio Carrillo y de él, fue su cúspide como autor. Más de 80 interpretes diferentes lo grabaron a nivel mundial, hasta en japonés se hizo presente. Por eso y por sentirla tanto, a ella y a él, ¡Ahora sí sabemos cómo llora una estrella”./Yasmín Devesa/LL/ac