El terapeuta espiritual aprendió de su experiencia de muerte y resurrecciónDespués de trabajar un tiempo en Colombia, donde integró los staffs de NTN24 y Caracol TV, Douglas Bernal decidió regresar a Venezuela, con el objetivo de ser profeta en su tierra. Se dio a conocer por estos predios a través del programa “Guardián de luz” que transmitió Televen.
Durante el primer semestre de este año, un episodio respiratorio lo mantuvo varios días en terapia intensiva. Pudo recuperarse satisfactoriamente, extrayendo un aprendizaje que ha reconducido su vida. Desde hace algunos meses, forma parte del magazine “Portada’s”, al tiempo que mantiene sus consultas privadas.
-¿Cómo prefieres que te llamen: vidente, astrólogo, tarotista o todas las anteriores?
-Yo me siento un terapeuta espiritual, un live coach, porque soy más amigable, más cercano, pero la gente me llama de todas esas maneras y, realmente, no me molesta, porque soy todo eso y mucho más. Siento que soy un motivador que ayuda a la gente a encontrar su camino.
-Un terapeuta espiritual, como te autodenominas, ¿nace o se hace?
-Un poquito de las dos cosas. Sufrí un Accidente Cerebro Vascular hace 20 años y a partir de ese evento comencé a conectarme con la mente de las personas, despertó la habilidad de ver lo que sucedía más allá. Desde pequeño me he sentido especial, aunque el cortocircuito me ayudó a descubrir que tenía un don que me permite estar en contacto con las emociones, con las sensaciones, de las personas. Y esa habilidad se puede canalizar hacia el usufructo o hacia el deseo de servir a los demás. Yo escogí el segundo camino que me ha permitido convertirme en mi propio maestro.
-Dices que desde pequeño te sentías especial, ¿cómo se traduce eso?
-Era muy introvertido, muy observador, era como un viejito metido en el cuerpo de un niño. Siempre fui ponderado, equilibrado, justo y prefería leer, conversar, profundizar en los conocimientos, antes que jugar. Y eso no es lo normal en un niño. Era tan nerd que me gradué de bachiller a los 15 años y, en esa época, cuando se presentaban exámenes finales, nunca llegué a ellos, porque eximía todas las materias. Desarrollé más el intelecto que cualquier otra faceta, porque tenía sed de conocimiento. Y aclaro que el conocimiento es diferente a la sabiduría, ésta es la mezcla del conocimiento con la experiencia.
-Cuando se produjo “el despertar”, ¿tuviste una relación tormentosa con ese don, cómo lo canalizaste?
-Le comenté a mi gente lo que me estaba pasando. Las señoras mayores me decían que tenía un muerto encima, que era la creencia en los años 70 y 80. Fui a un psicólogo y también a un sacerdote, porque estaba escuchando voces y viendo gente. También conversé con una señora que tenía contacto con los ángeles y me explicó que yo era un canal de luz. Así reuní la visión católica, la académica, la profesional y me llamó mucho la atención saber que hay seres de luz. Entonces comencé a formarme, estudiando la cultura egipcia, mitología griega arquetipal, todo lo que podía, para tratar de ser coherente, porque no puedes hablar de espiritualidad, si tienes una vida mundana y loca. Hay que ecualizar la energía.
-¿Cuánto te llevó asimilar lo que estabas viviendo?
-Fueron seis, nueves meses, un verdadero parto, para entender que era especial y que tenía un don.
-¿En qué momento decidiste dedicarte por completo a esta actividad?
-Estoy graduado en Publicidad y Mercadeo, y me desempeñé como gerente en distintas empresas. Durante un tiempo mantuve ambas actividades en paralelo. Atendía personas y todo lo que les decía, ocurría, de manera que la voz se fue regando, hasta que me planteé: ¿por qué no dedicarme de lleno? Entonces, me disocié y decidí quedarme en el medio más espiritual, aprovechando la capacidad de ver el futuro, de interpretar mensajes inconscientes de la gente para llevarlos al plano consciente y haciendo énfasis en el libre albedrío: lo puedes evitar o lo puedes vivir para quedarte con el aprendizaje. Es como el cuento de Caperucita Roja: digo que hay dos caminos, el largo y el corto que te enfrenta al lobo feroz. Tú escoges cuál quieres recorrer.
-¿Por qué hay tanta demanda de estas consultas?
-Estamos viviendo la Era de Acuario y eso significa el despertar de la espiritualidad, todos somos uno. Y así como La Tierra se mueve, uno se mueve hacia la evolución espiritual, de manera inevitable. Hay una expresión que repito constantemente: el sol siempre derrite a la nieve, quiera o no quiera. De manera que estamos en un momento de potencialidades para crecer. Hay gente que quiere respuestas inmediatas y asiste a las consultas, en las que trato de hacer entender que hay que lograr el equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu, dejando claro que no es lo mismo pescar, que dar el pescado. Porque hay dos maneras de vivir: desde el dolor y desde la conciencia. La costumbre es hacerlo desde el dolor y buscamos a alguien que nos interprete, porque no todos son capaces de ver esa habilidad dentro de ellos. Siempre hay un evento que marca tu vida.
-¿Cómo enfrentas los prejuicios que ven estas actividades como charlatanerías?
-Como profesional, el reto es hacer que se vea de otra manera. Yo creo que el discurso habla por sí solo. Insisto en que hay que ser coherente y recurrir a la bondad, porque eso te permite ser creíble. Y hay que ser responsable. En este momento, siento que soy maestro y alumno, porque trato de conjugar humildad, nobleza y pureza, para canalizarlo a través de la mirada que permite hablar desde la verdad, desde el corazón.
-Eso está muy bien, pero eres un ser humano y todos los seres humanos tenemos miserias, ¿cómo controlas las tuyas?
-Las asumo con dignidad, no lucho contra ellas, hago mucho trabajo interno. Me toca ser rey y plebeyo al mismo tiempo, por lo cual detecto las áreas mal amadas y veo en ellas oportunidades de crecimiento. Desde la experiencia que viví de muerte y resurrección, aprendí a agachar la cabeza como un acto de redención, como una oportunidad de rectificar. A raíz de ese episodio, aprendí a reconocer la luz y la oscuridad.
FUTURO PROPIO
Tras la decisión de Alfonso León de fijar residencia en Miami, el nombre de Douglas Bernal surgió como posible candidato a ocupar la franja matutina de Venevisión. Algunas conversaciones se han generado en ese sentido, aunque, hasta la fecha, no hay nada definitivo. Una de las opciones que maneja el canal es transmitir el programa producido en el norte; sin embargo, parece contradictorio que en época de recortes presupuestarios se plantee el pago en dólares.
“Soy venezolano y creo que es hora de que un talento nacional pueda compartir su mensaje con los venezolanos. Agradezco que me hayan llamado para ‘Portada’s’, porque creo importante usar cualquier ventana o puerta que se me presente. Sigo avanzando y esperando hasta enero que es cuando se develará todo”.
ESPÍRITU EN PUERTAS
Cada vez se extiende más el ritual del Espíritu de la Navidad que se realiza el 21 de diciembre. Para hacerlo efectivo, Douglas Bernal hace varias recomendaciones.
Preparar una cena navideña sencilla, con cualquier alimento, la cual puede acompañarse con vino. La idea es celebrar la vida sin caer en los excesos.
Entre 12:00 am y 3:00 am (de hoy para mañana), reunirse con familiares y amigos, después de tomar un baño con sales de mandarina. Untar las manos con esencia de la misma fruta cítrica antes de escribir, con un lápiz de grafito, en una hoja blanca de papel, los 21 deseos: siete dedicados al planeta y al país, siete a la familia y siete personales. Quemarlos en un recipiente, preferiblemente de barro, con velones blancos y anaranjados, al tiempo que se pronuncia una oración: “La que te salga del corazón y no al caletre, porque así es más fuerte. El universo entiende lo que dices y por eso hay que tener mucho cuidado con el verbo. Mi recomendación es que se haga siempre desde el corazón y no desde el libro”./ecg
Por: Orlando Suárez/Orsuarez7@hotmail.com