Afectados cuentan qué pasó después del desbordamiento del río San Pedro
RONALD PEÑARANDA
“Nosotros aún no hemos cerrado ese ciclo. Todavía lo estamos esperando. Y la noche de este jueves cuando cayó un palo de agua yo no dormí nada, pues comencé a revivir la pesadilla que empezó hace justamente un año”.
La declaración la dio Eglis Escobar, hermana de Marcos Augusto Vargas, uno de los dos hombres que fueron arrastrados por la corriente del río San Pedro, luego que se desbordara el 11 de agosto de 2021 y que aún siguen desaparecidos.
Un año después el dolor de esta mujer sigue intacto al igual que la esperanza de encontrarlo. “Como se lo dije a usted en una de las varias veces que me entrevistó yo todavía siento que mi hermano está en un lugar, sin poder hablar”.
Dijo que hasta el mes de enero de este año, estuvo pidiendo ayuda de los organismos de prevención para dar con el paradero de Marcos. “Las últimas veces fui a la sede de Protección Civil-Miranda, la que está en la Panamericana, cerca a la entrada de Montaña Alta, ahí nunca encontré a nadie que me atendiera y escuchara lo que quería exponer”.
A finales de 2021, ella junto a su hijo, se dedicaron a buscarlo en lugares donde suponían podrían encontrarlo. “Estuvimos en varios tramos por donde pasa el río, pero nada. Al principio todo fue un boom, pero después todos, a excepción de sus familiares, se olvidaron de esos dos seres que fueron sorprendidos por la furia del río”.
Marcos Vargas, de 65 años, se desempeñaba como autobusero de una línea que cubre las rutas de El Valle y El Cementerio en Caracas. Aquel día regresaba a Los Teques y se dirigía a su casa en Ramo Verde. A eso de las 8:00 am fue visto por última vez en la entrada del sector. Estaba con su vehículo y se encontró con el río crecido.
Estaba esperando que las aguas bajaran, de repente “se vino una ola, unos muchachos que iban en sus carros lograron salir se subieron al techo de una camioneta, pero a mi hermano quizás por ser una persona mayor y un poco gordo habría tenido dificultades para salir. Lo cierto del caso es que de un momento a otro nadie lo vio más, desapareció”, relató Eglis en un reportaje que publicó Avance el 14 de agosto de 2021.
De el otro desaparecido, Marcos Romero, de 61 años, tampoco se sabe nada. El 15 de agosto, es decir a los cuatro días del suceso, su hermana Isaura González, contó a este medio de comunicación que también a las 8:00 pm de ese 11-A, lo vieron en la entrada de Ramo Verde.
“Una de las personas que estaba allí le dijo Marcos anda rápido que se viene un palo de agua. Él sigue caminando y otra gente le dice que se suba a una de las casas pero él no escuchó, hace dos años le dio meningitis y quedó sordo”, relató.
Indicó que seguía caminando mientras crecía el río, cuando llega a donde está un portón rojo, “me cuentan que el agua ya la daba arriba de la cintura, después se percatan que el agua lo rebota y de un momento no lo vieron más, desapareció”.
“Quedamos paranoicos”
Tres de las seis familias del sector Mal Paso, a la altura del Mercado Municipal, que resultaron afectadas retornaron a las viviendas que quedaron destruidas aquel 11-A. “El jueves se cumplió un año de nuestra desgracia, cayó un fuerte aguacero y pensamos que el río iba a desbordarse de nuevo. Quedamos paranoicos”, declaró una de las damnificadas.
Aseveró que después de ese momento, se vio obligada a mudarse a otra parte. “Duré casi cinco meses alquilada en un apartamento en residencias Skorpion, pero de manera simultánea venía para acá, hasta que decidí destinar lo que pagaba en el arriendo en reparar la vivienda. Frisamos, pintamos, arreglamos las tuberías que colapsaron y en eso se me fue un montón de dinero”.
Gloria Duque, de 76 años, quien también vivía en ese lugar, afirmó que por un tiempo se fue para Santa Elena de Uairén, estado Bolívar, “y allá revivimos de nuevo la tragedia porque hubo inundaciones, un gentío se quedó sin hogar. A donde vamos nos persigue la tragedia”.
Regresó, pero el miedo persiste, pero dicen estar preparados esta vez. “Uno mentalmente tiene listo un plan en caso de que se desborde de nuevo. Ya uno sabe a quien llamar en caso de que pase algo, quien nos va a venir a rescatar. Muchos después que vivieron esta tragedia pensaron irse del país, pero ya acá me quedo”.
Responsabilizó a las autoridades por lo que ocurrió, “fueron negligentes porque no hicieron las limpiezas adecuadas y las consecuencias las pagamos nosotros”.
508 damnificados
Al salirse de su cauce el río arrastró varios vehículos, uno de ellos fue a parar al techo de una casa en Mal Paso, video que se volvió viral en las redes sociales. En Ramo Verde se llevó un camión Ford 350 y varios árboles. Algunas áreas del cuartel del Cuerpo de Bomberos se anegaron, una parada de autobuses quedó destrozada.
Dos días después del fenómeno, representantes de la Gobernación de Miranda reportaron 508 personas damnificadas, 135 viviendas afectadas, de las cuales 85 presentaron pérdidas parciales.
Habilitaron refugios en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (Unesr) y el Palacio del Deporte, los que permanecían en este sitio, a principios de este año fueron reubicados en los galpones de Suruapo Suruapay en el 23 de enero de Los Teques.
Los sectores más golpeados fueron: Mal Paso, Santa Eduvigis, Ramo Verde, Colinas del Ángel, La Quebradita, Pozo de Rosas, Barrio La Cruz, El Nacional, Los Mangos, El Vigía, José Gregorio Hernández, San Pedro, Lagunetica, Alberto Ravell, Paracotos, entre otros.