La tendencia a nivel de especialistas, como neuropsicólogos y neuropediatras, es a restringir el uso del dispositivo a niños menores de 6 años, debido a que su uso excesivo e inadecuado está asociado a diversos efectos negativos.
La psicóloga María Armas, ha realizado una investigación con las publicaciones de estos especialistas, quienes hacen un llamado de alerta porque se ve afectado el desarrollo infantil a nivel cognitivo, emocional y social.
“Los primeros cinco años del niño son determinantes para su desarrollo, tanto estructural como funcional, el cual va a depender de las oportunidades que tenga para ejercitar habilidades cognitivas, de comunicación, interpersonales y motoras”.
Armas indica que esta práctica ha impactado de manera negativa, produciendo dificultades en las funciones de atención y concentración, perturbando así su desempeño en el ámbito escolar y otras actividades.
Agregó que se ha ocasionado un retraso en el desarrollo del lenguaje, por la falta de interacción verbal, así como la disminución del estímulo afectivo, el cual es muy importante para el desarrollo de su cerebro.
Se ha demostrado que la sobreexposición a la tecnología está asociada con el déficit de atención, alteraciones cognitivas, mayor impulsividad, menor autocontrol y dificultad para procesar la estimulación sensorial.
Entre las recomendaciones, aconsejan evitar el uso de pantallas antes de los 6 años, y luego de esa edad una hora diaria. Eliminar el uso de pantallas al dormir, al comer, en reuniones sociales, antes de ir al colegio y durante las tareas.
Para Armas es indispensable que los padres supervisen el acceso a los contenidos inadecuados y riesgosos. Darle prioridad a las actividades recreativas, que impliquen el desarrollo de habilidades físicas, artísticas y sociales.
“Es el momento de prevenir males mayores. Comenzar a reducir y limitar su acceso por el bien de su salud y desarrollo integral. Los padres deben asumir la responsabilidad y fomentar el uso adecuado y saludable de los recursos tecnológicos”.