De nada le valió a Obert Alexander Rodríguez Díaz (24) haberse mudado de la comunidad en que vivía y haber renunciado a la Policía Municipal de Sucre, este sábado fue asesinado de tres disparos en la cara por el hecho de “ser policía”, en momentos en que llevaba a su papá a su casa.

La historia que culminó con la muerte del ex funcionario de Polisucre, se inició a mediados del año pasado cuando regresaba a su vivienda ubicada en el barrio Unión de Petare, luego de una jornada de trabajo, cuando estaba llegando, unos sujetos le pidieron dinero y él los ignoró, relató su mamá, los hombres le quitaron el boso y al abrirlo encontraron el uniforme policial y amenazaron, con asesinarlo si no les entregaba el arma de fuego a cambio, “esa situación hizo que se mudara del barrio, estuvo varios días buscando habitación y por eso no fue a trabajar en dos semanas, cuando intentó regresar al trabajo le dijeron que tenía que renunciar”.

Agrega la mujer, que su hijo antes de ser Polisucre, estuvo por tres años en la Policía Nacional Bolivariana, “era un muchacho sano y bueno, no era malandro ni tenía problemas con nadie”, el joven se retiró de la policía y comenzó los trámites para incorporarse a la Policía Municipal de Caracas, cuerpo en el que comenzaría en marzo próximo, y mientras tanto no se acercaba al barrio, para evitar riesgos.

“Resulta que semanas atrás mataron al tipo que lo había amenazado, por lo que se sintió seguro y se mudó nuevamente a la casa, estaba viviendo sin problemas, pero no sabíamos que lo tenían sentenciado, no lo sabíamos hasta este sábado cuando salió con su papá a llevarlo en la moto hasta su casa y cuando estaba llegando al sector “El Segundo Chinchorro”, un joven comenzó a simular que estaba trotando al lado de él y de pronto, sin mediar palabra sacó un arma de fuego y le disparó en tres oportunidades en la cara, lo mató en seco”.

Obert Alexander Rodríguez Díaz deja un hijo que cumplirá diez meses este lunes, y era el único varón de cinco hermanos,  reseñó El Universal.

“Cuando a uno le matan un hijo es como si le cortaran el pecho por la mitad, le metieran la mano y le sacaran  la vida, no me queda nada por dentro, mi hijo era un muchacho bueno que quería servirle a la gente”, dijo la señora.