Una montaña de desperdicios se convirtió en el dolor de cabeza de los 495 alumnos de la Unidad Educativa Monseñor Arias Blanco, ya que la hediondez no los deja recibir clases tranquilos. Los directivos se han cansado de pedir ayuda a los organismos pero nada que les resuelven.

La información la suministró Carmen del Turco, orientadora del plantel, quien manifestó que la comunidad no colabora y arroja la basura en la puerta de la institución a pesar de que ya quitaron los contenedores que estaban en el lugar. “Habíamos logrado una solución a través de cartas a la Fiscalía, Ministerio de Ambiente y Consejo de Protección del Niño y Adolescente, pero todavía los habitantes vienen a dejar sus desechos aquí”. Destacó que es un foco de insalubridad grave para los muchachos. “De allí salen ratas, moscas y gusanos que pueden producir infecciones respiratorias y enfermedades dérmicas”.

Señaló que en estos momentos están en conversaciones con la Alcaldía y Gobernación para ejecutar un proyecto de envergadura. “Queremos construir una parada con jardinería. También, al parecer, hay un bote de aguas que está socavando las bases de la institución, pero nadie vendrá a inspeccionar si está ese botadero”. /CV/sa/Foto: Eduardo Aguilar