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Coleo y rodeo definen la esencia de Rafael Cruz

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Karines Sabino

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Caballo, rienda y jinete, comprenden el universo de Rafael Cruz, un excelso coleador que también se ha dedicado a la actividad del rodeo por más de 44 años; enalteciendo a punta de mucha destreza este deporte nacional en nombre de nuestra entidad, arriesgando en varias oportunidades su vida y la de sus potros por obtener el tesoro más valioso para ellos: el aplauso cariñoso del público espectador.

“Yajúa”, como cariñosamente le conocen en el ambiente del coleo venezolano, ofreció esta entrevista en la caballeriza de su par Abraham Malavé, donde rodeados del más rico clima, un sabroso café y los más bellos ejemplares equinos conversamos acerca de la extensa trayectoria que este valioso personaje ha labrado.

“Me llaman Yajúa desde que estaba muy niño, porque crecí en un ambiente donde predominaba la música criolla venezolana y también la mexicana, en la que en la mayoría de las letras, los cantantes esbozan a viva voz un grito con esa pegajosa palabra con la que siempre me identifiqué y me gustaba emular por mi espíritu parrandero. A los 13 años de edad arranqué de lleno con el ejercicio del coleo”.

Explicó que toda la vida había lidiado con animales, en virtud de que su padre criaba de todas las especies en su casa del estado Aragua, donde nació Rafael, la cual fungía como una especie de pequeño zoológico con cunaguaros, chivos, corderos, monos, conejos, chigüires, váquiros y demás.

“A mí me atraen los caballos desde que tengo ocho años, cuando papá decidió que nos mudáramos para Carrizal se trajo todo su combo; cinco años después me inicié en la manga de coleo de San Antonio, que para aquel entonces era de bambú. Siempre íbamos un grupo montando por entre las montañas desde Carrizal hasta San Diego, antes el grupo de coleadores era hasta de 15 integrantes, hoy son solo de cuatro, lo han estilizado más; recuerdo que coleábamos hasta en alpargatas, había que guapear bastante, te estoy hablando de hace casi 44 años atrás”.

Veguero de corazón

Visiblemente emocionado señaló que aquellos caballos de su padre pasaron a sus manos con el paso del tiempo, así como también explicó que su mayor escuela fueron las fincas, “me considero un veguero de pie a cabeza”. Aseguró sentirse orgulloso de ser representante del coleo porque de este recio deporte, que alguna vez quisieron erradicar, existen campeonatos internacionales en Panamá, Chile, Cuba y Colombia.

Entre los logros que se apunta Rafael, está la reinauguración en 1982 de la manga de coleo ubicada en San Antonio de los Altos, gracias a la pasión tan grande que siente por esta actividad que lo ha llevado aparte de cosechar importantes premios, así como el reconocimiento, cariño y respeto de la gente a estar como él dice “remenda’o”, varios huesos rotos, golpes por doquier en toda su humanidad y cicatrices a granel lo han catapultado a un nivel de excelencia extraordinario por ser un “hombre de hierro”.

“A medida de que el coleo fue tomando fuerza, seriedad e importancia, ha disminuido el nivel de agresividad, sigue siendo recio pero más elegante, muchos jinetes y caballos perdieron la vida en la práctica agresiva; la integridad del ganado también es muy importante en nuestros días. He participado en todas las categorías, gracias a mi entrega y disciplina subí como la espuma durante dos décadas gracias a Dios, hoy pertenezco a la máster y mi sueño es guindar las espuelas llegando al Sol de los Venados, una categoría elegante y bonita”.

A la par de su desempeño como coleador, también le metió el pecho al arte del rodeo, donde participaba en todos los eventos y ferias nacionales en esa materia. Es de allí de donde proviene otro seudónimo que le atribuyen como El Jinete Coleador, por desempeñarse de manera exitosa en ambas disciplinas.

 

Satisfacciones a granel

Una de las anécdotas que recuerda con mayor agrado fue su cumpleaños de 2016, en la que ‘Cheo’ Hernández Prisco le compuso un tema, narrando completita la vida en el mundo del coleo de Rafael “Yajúa” Cruz.

“Estábamos en medio de la celebración entre familiares y amigos, cuando de pronto comienza a sonar la canción, yo suelo prestar atención a cada tema de nuestro folclore, pero al notar de que ese en particular contaba toda mi historia, se me erizó la piel y me fui en llanto a abrazar a mis hijos, nietos y esposa”.

“Como si eso fuera poco, resulta que aún no había terminado de aterrizar ante aquella bonita sorpresa, recibo la llamada del cantautor de ese tema, quien quería conocer mis impresiones; Cheo es un gran amigo, fue un honor para mí haber sido protagonista de una de su canciones; esos muchachos casi me mataron de la emoción tan grande que sentí. Tengo en el entendido que esa canción, que lleva mi nombre y esencia está sonando con fuerza en Florida”.

 

Otra de las grandes satisfacciones de este insigne coleador es haber sacado adelante a su familia a punta de trabajo del bueno, haciendo lo que le gusta; sus hijos Rafael y Luis, están empapados al 100% del arte de colear; ambos han participado también en importantes eventos internacionales, demostrando la buena casta que traen de su recio padre.

“Mi hermosa compañera de vida lleva por nombre Mariela, llevamos juntos 34 años y ha sido la mejor aliada en toda esta aventura que he llevado por tantos años. Tenemos dos valiosos hijos y dos nietecitos hermosos. Mathías que va bien encaminado hacia lo que nosotros hacemos mientras lo disfruta con tan solo 4 añitos, y Melanie que será una futura Amazonas. He tenido la dicha de transmitir mis conocimientos a nuevas generaciones más allá de mi familia, eso lo logré con cariño y perseverancia porque no hay nada más bonito que ser reconocido por tu humildad, eso te llena”.

Asimismo aseguró que cultivar amistades a lo largo y ancho del territorio nacional ha sido gratificante. Rememoró a sus grandes e inolvidables compañeros de batalla, los caballos Noche Clara y El Pacha, los rucio moro de Yajúa; asó como también concedió honor a quien honor merece, su actual e inseparable amigo el potro Yondil, a quien emperifolló para esta entrevista más que a sí mismo. “Yo si no estoy montando o coleando me enfermo, uno hace un binomio con su ejemplar para poder ser un buen coleador”./lb

Foto:(Alexander Offerman)

*Es artífice de la reinauguración de la manga de San Antonio

 

MARIBEL SÁNCHEZ

 

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