– Establécete metas: Es importante que exista un propósito detrás de la intención de ahorrar. De esta manera, te sentirás motivado a llevar a cabo esta práctica con disciplina. Asimismo, colócate objetivos de ahorro a corto y mediano plazo para evaluar cuánto dinero has ganado y define en qué lo utilizarás a futuro.
– Arma un presupuesto: Poseer un organigrama financiero es una excelente manera de ordenarse. Es recomendable apuntar todos los movimientos financieros y guardar un monto en caso de emergencias. Tener todos los ingresos y egresos presupuestados y actualizados permitirá una mejor y más segura toma de decisiones al momento de realizar inversiones como viajes, estudios, entre otros.
-Asegura tu futuro: Día a día, aparecen imprevistos que dificultan el camino del ahorro. Ante ello, una buena opción es generar una deuda contigo mismo y que, a su vez, te garantice rentabilidad. Adquiere un seguro de vida con un retorno sobre tu inversión, que sea debitado de forma automática, formando parte de tus gastos mensuales.
Algunas opciones son los seguros. Tú podrás elegir cuánto quieres pagar mensualmente, los años de cobertura y el monto de protección. Además, mientras ahorras de forma efectiva, estarás cubierto ante cualquier eventualidad.
-Controla tus gastos hormiga: Algo muy frecuente que aparece cuando uno trabaja un presupuesto son los gastos impulsivos. Con ello, nos referimos a los ‘gastos hormiga’: aquellas compras innecesarias, que no aportan un real valor a nuestras vidas.
Es relevante evaluar si realmente se eso que queremos comprar. Antes de gastar, pregúntate: ¿Aporta valor a mi vida? ¿Por cuál motivo compro esto? ¿Está dentro de mi presupuesto? ¿Lo estoy comprando por las razones correctas? ¿Es el mejor momento para gastar? De hacer este ejercicio, probablemente a fin de mes nos sorprenderemos de lo fácil que es ahorrar. /MD/ct