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El destino de Christian Dior a 60 años de su muerte

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Periodistas de Avance

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“Conmigo morirá la alta costura”, Christian Dior (1905-1957). Bien podría ser su epitafio; entre otras frases que dejaron huella en su impronta carrera. Tenía 52 años y aunque era aficionado al tarot y a la lectura de mano, sus hechiceras no fueron capaz de advertirle que no cenara la noche del 24 de octubre de 1957, en Montecatini Terme (Italia). El azar forma parte de los cimientos de la Maison Dior. El creador lo heredó de su abuela materna, una gran aficionada a las artes adivinatorias.  Cuando tenía 14 años conoció a su primera vidente y le advirtió que se vería sin dinero pero las mujeres  le serían favorables para salir adelante. Toda una travesía para lograrlos.
Pasaron tres décadas y el destino lucía promisorio. El genio del “New look” hacia su debut con 42 años y  nadaba contra la corriente. Una fórmula atrevida que revolucionó la femeneidad en la post guerra.

 La primera línea Corola fue  rebautizada New Look por Carmel Snow, la editora jefe de la revista Harper’s Bazaa. Ella le escribió una carta: “Querido Christian, tus vestidos tienen como un nuevo aspecto (a new look)”.

En vez de las faldas que se usaban entonces, estrechas y hasta la rodilla combinadas con largas chaquetas de tela militar, diseñó faldas amplias entalladas de raso y tafetán y chaquetas que destacaban los pechos.

Dos años después, reunía el 75 por ciento de las exportaciones de moda francesa. Se convirtió en el rey del ultrafeminismo de los años 50.  Su meta:  embellecer a la mujer y hacer  fortuna según la adivina que le leyó la mano.

De esa manera, el hijo de un industrial de Granville (Normandía),  creaba sueños y  controversias. Su pasión era la belleza sin normas. Su familia quería que fuera  diplomático y se dedicó a  vestir a la mujer con abundantes tejidos y lujos, con cintura de avispa, con el pecho bien alto, con las caderas rotundas, con los hombros redondeados, con faldas a media pierna.  Chanel no lo entendía. Inmediatamente aparecieron los  rivales: Balmain y Balenciaga.

“Coco Chanel, llegó a hablar de los horrores de los 50 refiriéndose a los diseñadores masculinos. De hecho, cuando madame Chanel volvió a los 71 años (en 1954), la reacción de Dior fue la colección ‘Lily of the Valley’. Más suelta, menos estructurada”, escribió la cronista de moda  Rosa Belmonte del periódico español ABC.

El reinado de Dior fue indiscutible. Éxito de crítica y público. Y no sólo por las privilegiadas que podían comprar sus diseños (como la princesa Margarita, que lució uno de los míticos Zemire en 1954) sino por las chaquetas que podían hacerse con sus prendas  a 24,95 dólares.

La prensa no dejó de alabarlo colección tras colección. La cronista Diana Vreeland resumió claramente el secreto inicial de su triunfo: “Se morían por el lujo y él se lo dio en abundancia”.
El New Look, tan nostálgico como refrescante, no se limitó a los vestidos que salían del 30 de avenue Montaigne. En  cualquier rincón del mundo, las mujeres ponían a trabajar sus máquinas Singer y se confeccionaban versiones de los teatrales vestidos que las revistas reproducían.

“El Gobierno británico objetó que esta moda crearía graves frustraciones ya que las existencias de tejido no eran suficientes para satisfacer la demanda”, recuerda Claire Wilcox, curadora de moda. Ella trabaja el Museo Victoria & Albert de Londres y destaca que “en Estados Unidos les parecía muy poco patriótico. Creían que los europeos deberían estar ahorrando y no despilfarrando en faldas”.

Eugenia de la Torriente, periodista especialista en moda en los suplementos de El País (España), esboza en el reportaje “Cuando Christian Dior fulminó la posguerra” que los noticieros  mostraban amas de casa lanzando comida y rasgando los vestidos de aquellas que se atrevían a lucir el New Look en el mercado. Y Dior, entre la abundante correspondencia que jamás leía, recibía airadas misivas. Un mecánico de Los Ángeles escribió para decirle que había jurado partirlo en dos si alguna vez ponía un pie en París. Le culpaba de haber convertido a su mujer “en una muñeca disecada”.

Hoy Dior es la joya de la corona del rey del lujo mundial  Bernard Arnault (esposo de la actriz mexicana Salma Hayek),  ha sobrevivido a su creador. Hoy es en un gigante que alberga en sus entrañas el mayor conglomerado del sector, LVMH. El imperio multinacional francés Louis Vuitton Moët Hennessy (más conocido como: LVMH) se apoderó de la mega reconocida marca francesa de lujo, Christian Dior S.A., por la suma de 13,1 mil millones de dólares.

El Grupo Dior comprende más de 60 marcas de moda. En 2015  las ventas se mantuvieron al alza, con un crecimiento del 16% hasta 37.511 millones de euros (42.209,3 millones de dólares), impulsado por el crecimiento de la facturación de joyería y relojería. as ventas de Christian Dior Couture se situaron en 1.872 millones de euros (2.106,4 millones de dólares), un 17% más que el año anterior. Por su parte, la moda y la marroquinería volvió a copar el grueso de las ventas, con una cifra de negocio de 12.369 millones de euros, un 4% más que el año anterior.

Le siguen los vinos y licores, con una facturación de 4.517 millones de euros (5.082,7 millones de dólares) y los perfumes y cosmética, que facturó 4.517 millones de euros (5.082,7 millones de dólares), un 4% más que en 2014. Por su parte, las ventas de joyería y relojería ascendieron a 3.308 millones de euros (3.722,3 millones de dólares), un 18% más que el año anterior, situándose como la categoría que más creció en este período.

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