En el tramo que va desde los límites con Carrizal hasta el casco central se pueden contabilizar 50 huecos y dos gigantescas fallas de borde

En la vía que conduce a San Diego, desde los límites con Carrizal hasta el casco central, se cuentan 50 huecos y dos fallas de borde. La falta de señalización, demarcación y alumbrado convierten a la carretera en una guillotina, según expresa Edgar Millán, transportista, quien se queja porque más de un autobús ha sufrido daños sobre todo en el tren delantero al caer en una tronera.

Afirma que la oscuridad se presta para que los choros actúen a sus anchas. “Nos hemos visto obligados a reducir el horario en las noches, trabajamos hasta las 7:30 pm”. “Hemos sido víctimas de robos, recientemente a un compañero le partieron la cabeza. Nos hemos reunido con las autoridades policiales y han prometido redoblar la seguridad, pero todo ha quedado en veremos”.

Javier Tarazona, conductor de la línea Los Dinámicos, indica que por el deterioro de la vía los amortiguadores y muñones de las unidades están vueltos leña. “Lo peor es que tanto los repuestos como la reparación están costosos. Uno se pregunta quién responde por los daños. Indica que uno de los puntos más críticos es el tramo que va desde la Escuela Granja hasta el módulo policial de Quebrada Honda. “Allí apenas hay tres bombillitos que medio alumbran, el resto es una boca de lobo”.

Zona roja

Vecinos denuncian que las dos fallas de borde son zonas rojas. Los conductores reducen la velocidad para pasar y allí sujetos que se movilizan en motos aprovechan para atracar. Dayana Villalba manifiesta que en ese punto los accidentes de tránsito son recurrentes. Muchos han caído por el barranco. “Nosotros mismos hemos tenido que colocar sacos que hacen las veces de señalización”. Tomás Bruno, herrero, enfatiza que en San Diego nunca han echado un buen asfaltado. “Todo el tiempo ponen pañitos de agua tibia”./Ronald Peñaranda/ac/Foto: Karinés Sabino